El Sagrario Metropolitano es un templo anexo a la Catedral de México, y es considerado la parroquia del Centro Histórico. Fue construido entre 1749 y 1768 por el arquitecto Lorenzo Rodríguez, quien lo diseñó en forma de cruz griega, por ello uno de sus brazos comunica a los visitantes hacia el templo principal.
Recibe diariamente numerosas visitas, muchas atraídas por su extraordinaria belleza artística y arquitectónica; otras, por la actividad religiosa. El padre Luis Monroy, quien hace un mes tomó posesión como encargado del recinto, señala que además de ser un inmueble bello en toda su conformación, es un espacio privilegiado por su ubicación, ya que recibe una luminosidad natural que acoge e invita a orar.
“El Sagrario recibe a los visitantes de la mañana con una hermosa luz de sol; en la tarde, la luz pasa por el bautisterio y se posa sobre el baldaquino donde está el Santísimo”.
Portadas finalmente esculpidas, nichos, columnas, imágenes, obras de arte e incontables representaciones de mártires, profetas, santos, arcángeles integran el acervo artístico de este espacio que, más que describir, conviene descubrir.
Sin embargo, el Sagrario enfrenta un problema en cuanto a la consolidación de la vida pastoral, pues, a decir del padre Luis, se cuenta con una “feligresía de paso”, conformada principalmente por turistas, manifestantes, inmigrantes y personas que trabajan por la zona, por lo cual hay que trabajar arduamente en este aspecto.
Puedes leer: Un viaje al interior de la Catedral Metropolitana de México
La primera medida que tomó el padre Luis Monroy al quedar como párroco del Sagrario Metropolitano, fue abrir la puerta que conecta con la Catedral, que por varios años había permanecido cerrada en el afán de conferirle una total independencia.
“No necesitamos que el Sagrario sea independiente –comenta–, lo que necesitamos es estar conectados, ya que se trata de un conjunto catedralicio en el que debe haber comunicación y unidad; los límites de espacio son un vicio a desterrar”.
Otra de las decisiones que tomó, fue eliminar las llamadas Misas de intención individual, en las que alguien llegaba, hacía su intención y no podía haber intenciones de otras personas.
“Tenemos que poner lo comunitario por encima de lo individual, ya no cabe eso de decir: ‘La intención es por la familia Pérez, y nadie más se mete en mi Misa’. Ahora todas la Misas son de intención comunitaria”.
Aunque para el padre Luis Monroy, el mayor reto es integrar a los distintos grupos pastorales. “Tal pareciera que cada uno vive en su mundo. Es algo que hoy se vive en casi todas las iglesias, y que debe desaparecer para bien de las comunidades. Además, pedí a los miembros de las distintas pastorales, no que me ayuden a hacer, sino que me ayuden a organizar, a fin de que cada vez más personas hagan y participen”, expresó el sacerdote.
El párroco asegura que lo más hermoso que vio al llegar al Sagrario fue a muchos feligreses con hambre de Dios, gente ansiosa de ser escuchada, reconciliada y guiada hacia Él, personas queriendo ser sanadas. “Ya quisieran tener esto muchas iglesias, donde la feligresía ‘ya sabe mucho’, ¡Esa falsedad no corresponde a nuestra Iglesia!”, finaliza.
El feminismo, una corriente filosófica y social que busca la igualdad de derechos y oportunidades…
“Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de…
El 29 de diciembre iniciaremos el Año Jubilar 2025 en las diócesis del mundo, con…
Lo que empezó en los años 20 del siglo pasado como una causa homicida, al…
‘¡Viva Cristo Rey!’ Hagamos nuestra esta frase, no como grito de guerra, sino como expresión…
El Vaticano publicó la segunda edición del libro litúrgico que contiene las instrucciones relacionadas con…
Esta web usa cookies.