El acueducto de Chapultepec es una gran obra del siglo XVI, de la cual aún se conserva una parte.
Don Antonio Valeriano es conocido por haber sido el alumno más destacado del Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco, pero también por ser el autor del Nican Mopohua, el relato más antiguo de las apariciones de la Virgen de Guadalupe en el Tepeyac; sin embargo, es poco conocida su faceta como Gobernador de la Parcialidad de San Juan Tenochtitlan y sus otros cargos en la administración colonial.
Una de sus preocupaciones era la de construir una derivación del acueducto de Chapultepec para que corriera por la calzada de San Juan, por lo que pidió permiso al virrey Martín Enríquez de Almanza a fin de realizar esta obra, misma que inició en 1577 y concluyó siete años después.
Esta historia comienza en tiempos del Tlatoani Chimalpopoca, hacia 1381, cuando se empezó a construir un acueducto subterráneo –a través de zanjas y drenajes de unos 50 centímetros de diámetro– para conducir agua potable a la Ciudad de México, desde los manantiales de Chapultepec y de Santa Fe. La ruta que dicho acueducto corresponde a lo que hoy es el Circuito Interior y Tacubaya. Itzcóatl continuó esos trabajos, y durante el gobierno de Moctezuma II se remodeló.
Ya en el México colonial, la ciudad tuvo dos acueductos: el de la Tlaxpana y el de Belén. El primero (1603-1620) fue iniciado por el virrey Montesclaros, y terminado por el de Guadalcázar; era doble; es decir, llevaba “agua delgada” desde santa Fe y “agua gorda” de Chapultepec, y contaba con dos fuentes, siendo la Tlaxpana la más antigua de México.
La fuente de Tlaxpana, en Chapultepec, es la más antigua de México.
Cabe mencionar que en la Tlaxpana se instaló también el Hospital de San Lázaro destinado a leprosos, pero después el nosocomio fue reubicado a la colonia conocida hoy como San Lázaro.
El acueducto de Belén, por su parte, iniciado hacia 1711 por el virrey duque de Linares, fue concluido en tiempos del virrey Bucareli; tenía 904 arcos, de los cuales sólo subsisten 20, convertidos en una alegre fuente ubicada sobre la avenida de Chapultepec.
Como una reliquia de aquellos años, también ha sobrevivido la fuente llamada Salto del Agua, que era el destino final del acueducto, y cuyo original, muy deteriorado, se encuentra en el Museo Nacional del Virreinato.
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