Algunos santos de la Iglesia Católica que han sido grandes místicos, han tenido el privilegio de tener algunas revelaciones acerca de cómo es el paraíso y gozar de la presencia de la Santísima Trinidad. A continuación te presentamos una lista de los santos que han tenido visiones:
El primero de ellos, sin duda, fue Esteban Mártir, a quien se refiere así el Libro de Los Hechos (7;54) con estas palabras: “Él, lleno del Espíritu Santo, miró al cielo y vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la derecha de Dios. Entonces dijo: “-Miren. Veo los cielos abiertos, y al Hijo del hombre a la derecha de Dios.”
Aun los grandes teólogos han podido describir el paraíso. Por ejemplo, San Agustín de Hipona, en su libro Confesiones, dijo: “En el principio Dios hizo en cielo y la tierra, pero ni con el nombre de cielo significó aquella espiritual o intelectual criatura que contempla sin cesar la faz de Dios, ni con el nombre de la tierra la materia informe.”
San Gregorio Magno dijo que el cielo es una experiencia insondable, la unión definitiva con Dios, lo que es difícil explicar con palabras, y explicó que allí, no tan solo se reconocen a las personas que se han conocido en el mundo, sino a todos de todos los tiempos, porque se ve en Dios a una claridad común.
Santa Teresa de Ávila, reformadora de los Carmelitas Descalzas y escritora, en voz del Papa Francisco, señala que “todas las gracias místicas que ella recibía la trasladaban al cielo, pero ella supo trasladar el cielo a la tierra, haciendo de su vida una morada de Dios en la que todos tenían cabida, y sintetizó su experiencia mística con una frase: Sólo Dios basta.”
San Felipe Neri en 1544, cuando rezaba en las catacumbas de San Sebastián, en Roma, vio descender un globo de fuego que penetró por su boca hasta el pecho, y él quedó henchido de amor, y creía que no podía soportar esa efusión mística.
Santa Teresita del Niño Jesús, decía que cuando ella muriera le gustaría hacer caer a la tierra una lluvia de rosas y “pasar su cielo haciendo bien en la tierra”, es decir, intercediendo ante Dios por la humanidad.
La Santa polaca, Sor Faustina Kowalska, la vidente de la Divina Misericordia, escribió en su Diario: “Estuve en el cielo y vi estas inconcebibles bellezas y la felicidad que nos esperan después de la muerte. Vi como todas las criaturas dan incesantemente honor y gloria a Dios, vi lo grande que es la felicidad en Dios que derrama sobre todas las criaturas, haciéndolas felices.”
Se ha definido al cielo como un lugar, pero más que ello, como el hecho de gozar de la presencia de Dios por toda la eternidad, y eso lo convierte en un espacio de dicha suprema en donde ya no existe el dolor, por eso, Santo Tomás Moro afirmaba: “la tierra no tiene ninguna tristeza que el cielo no pueda curar.”
A la vidente francesa santa Bernardette Soubirous, la Virgen María le dijo en Lourdes: “Te prometo hacerte feliz en el cielo, no aquí”, y ella repetía con frecuencia, cada vez que recordaba las apariciones que presenció: Mi cielo era la gruta de Massabielle.
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