Raquel y Andrea Borja aprecian la época navideña, que para ellas significaba cenas en familia y bonitos regalos que podían abrir la mañana del 25 de diciembre.
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Pero cuando su mamá les pidió regalar a las niñas de una casa hogar todas sus muñecas acumuladas durante años, el significado de Navidad cambió para las hermanas.
Donar sus muñecas para ellas no era cualquier cosa, eran objetos que significaban mucho. Para su madre, Claudia Ramos, tampoco significaba regalar los juguetes sobrantes, sino hacerlos dignos de regalar, por ese motivo les pidió arreglar bien las muñecas, peinarlas, buscarles ropita, agregarles todo tipo de accesorios y envolverlas en paquetitos para que las niñas de ese lugar recibieran un juguete bonito.
Antes de llegar a la Casa Hogar Santa Inés en Coyoacán, atendida por la Congregación de las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada Concepción, ninguna de las tres imaginaba la experiencia que estaban a punto de vivir.
“Las más afortunadas de ese lugar -señala la señora Claudia-, eran niñas cuyas madres no las podían cuidar, y eso hacía que algunas permanecieran ahí toda la semana y se fueran a casa el fin de semana; pero otras, un día llegaron de la mano de su madre, la vieron marcharse y jamás volvieron a saber de aquella que las cuidaba. ¡Viven realidades dolorosas! Les dimos las muñequitas y se emocionaron; sin embargo, no era eso lo que más querían, sino nuestra compañía”.
Doña Claudia y sus dos hijas estuvieron jugando con las niñas durante un rato, y quedaron cautivadas por ellas. “Llegó el momento de partir. Salimos, pero vi que una de mis hijas no estaba afuera; lo que ocurrió fue que una niña le impidió el paso, sólo la dejó salir con la promesa de que un día regresaría”.
Andrea ahora planea cumplir su promesa, pues quedó conmovida con la actitud de las niñas. “Conservo en el corazón la imagen de aquella niña”, señala Andrea.
Por otra parte, Raquel considera que de la visita sacó dos grandes aprendizajes: el valor de su familia, y saber que el tiempo compartido es más importante que cualquier juguete, porque lo que lo que más disfrutaron las niñas de aquella casa hogar fue las horas de juego en compañía de ellas.
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