La palabra “rosario” significa cadena de rosas, y ésta se ofrece a la Virgen María a través de 150 Aves María que se rezan tomando como guía los rosarios, que muchas veces son elaborados con pétalos de rosas. Pero, ¿cuál es el origen?
Esta flor ha estado ligada a la tradición mariana desde siglos atrás, como por ejemplo en la historia de la Virgen de Guadalupe con san Juan Diego, hace casi 500 años; la Virgen de Lourdes llevaba dos rosas amarillas como adorno en su calzado; e incluso, hay santas como Teresita del Niño Jesús o Rita de Casia que también han estado involucradas con las rosas que se distinguen por su belleza y aroma.
Con justa razón, artesanos de todo el mundo fabrican rosarios cuyas cuentas están hechas con pétalos de rosa comprimidas, que conservan su perfume por muchos años. Este tipo de rosarios de pétalos de rosas tienen una leyenda sobre su origen que es la Cartuja de Miraflores, en Castilla, España.
Crónicas de la Orden del Carmen afirman que un hermano lego de nombre Joaquín, quien era el encargado de cuidar el ganado que poseían los frailes en su monasterio, y que era muy devoto del rezo del rosario.
En cierta ocasión olvidó el suyo, por lo que improvisó uno con piedritas amarradas con bejucos verdes. Era algo muy rústico, pero la sencillez se compensaba con su amor a la Virgen y su fe que era grande.
Cuanto terminó de orar, lo colgó de un árbol por si algún otro día lo volviera a necesitar, pero la Virgen premió su devoción, pues cuando volvió al mismo sitio, encontró uno en forma de guirnalda hecho con rosas en botón.
La noticia se divulgó en el monasterio y de este modo comenzaron a fabricarlos, siempre pensando en uno de los nombres que se le han dado a la Virgen María, y que está presente en la letanía: Rosa Mística.
Lo cierto es que desde hace más de medio siglo, artesanos de varios santuarios del mundo los fabrican en serie y los venden, como una forma de contribuir a la devoción mariana del rezo del rosario, que tuvo su origen con Santo Domingo de Guzmán, en el siglo XIII, y desde entonces, la Orden de los Dominicos han sido los grandes promotores de esta oración.
En cuanto a la fabricación de los rosarios de pétalos de rosa, el primer paso es la selección de los pétalos, su lavado y la repetida compresión, en presas; luego se les agrega un aceite aromatizado que también es un fijador y luego se recortan las cuentas de manera esférica, y se perforan para ensartarlos en cadena.
Hace varios siglos, el Rosario suplía los 150 Salmos de la Biblia que no todos podían leer por ser algunos analfabetos, así que estos se substituyeron por Aves María y Padres Nuestros intercalados después de cada decena, y se incluyó la meditación de varios pasajes de la vida de Jesucristo, ya sean estos gozosos, dolorosos, luminosos o gloriosos.
El rosario también se utiliza para rezar la Coronilla de la Misericordia, que Jesús enseñó a orar a santa Faustina Kowalska, y estos rosarios de pétalos de rosa ofrecen la dicha adicional a los orantes que es su perfume.
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