Para hablar de qué es el demonio tenemos que hablar de los ángeles y, para hablar de ángeles, debemos remitirnos a la Creación de Dios.
En entrevista con Desde la fe, el padre Andrés Esteban López Ruiz, integrante de la Pastoral de la Consolación y del Ministerio de Exorcistas de la Arquidiócesis Primada de México, recuerda que en el Credo reconocemos a Dios como creador “de todo lo visible y lo invisible”.
Puedes leer: Italia: así fue el exorcismo ‘maratónico’ que involucró a 4 sacerdotes
Por lo visible entendemos todas las cosas y creaturas que podemos ver y tocar; mientras que lo invisible integra todo el mundo espiritual, empezando por nuestra propia alma.
“Tocamos nuestro cuerpo, pero no podemos tocar el amor, no podemos tocar el amor, el bien y tampoco el alma. Pero la realidad espiritual no se reduce solamente al alma, sino que también encontramos en la Palabra de Dios la existencia de criaturas espirituales, personas como nosotros que han sido creadas por Dios con esa dignidad personal, con una capacidad de conocer y de decidir con inteligencia y con voluntad, pero que no tienen un cuerpo, una corporeidad como la persona humana”.
“A este mundo, a esta sociedad de personas que son seres espirituales, le llamamos el mundo de la sociedad angelical, es decir, los ángeles”, que son creaturas de Dios, personas espirituales creadas por Él, hechas a su imagen y semejanza; pero, a diferencia de nosotros, no tienen un cuerpo, son creaturas con una existencia espiritual.
“Los ángeles -continúa el padre Esteban- fueron creados todos buenos por Dios, pero a todos ellos, al igual que al hombre, se les ha dado el don de la libertad, por el cual pueden decidir cómo quieren ser y cómo quieren existir, y dónde quieren también poner todo su amor”.
La tradición de la Iglesia nos enseña que los ángeles fueron sometidos a una prueba moral, en la que debieron elegir si querían amar libremente a Dios y dedicar toda su existencia en glorificarlo, alabarlo y someterse a sus designios amorosos; o bien, rechazarlo de manera decisiva y definitiva, y hacer de ello el único fin de su existencia.
“Lo sabemos por fe, que hubo en el cielo, entonces, algunos ángeles que se rebelaron contra Dios y que, en el ejercicio de su libertad lo rechazaron y decidieron apartarse de Él; y dentro de estos ángeles que han caído porque han perdido la gloria para la cual estaban llamados a gozar, están todos a los que ahora llamamos demonios. Ya no les llamamos ángeles porque, aunque su naturaleza es la angélica, su naturaleza se ha corrompido”.
“Satanás” quiere decir ‘adversario’, el adversario de Dios, y así le llamamos al primer rebelde, aquel al que siguieron los otros ángeles caídos. Existen otras formas de llamarles: diablo (del griego diábolos, el que separa o divide), ángeles caídos, espíritus impuros, demonios, etcétera.
Puedes leer:
El padre López Ruiz, quien pertenece a la Sociedad de Cruzados de Cristo Rey y forma parte de la Asociación Internacional de Exorcistas, explicó que la Iglesia no solamente reconoce la existencia del demonio, sino advierte que actúa entre nosotros, en la vida de las personas y en las realidades sociales para hacer el mal, y para destruir.
“Toda la Sagrada Escritura está llena de episodios donde el tentador quiere que los hombres se aparten de Dios y rechacen su voluntad. Y se hagan rebeldes junto con él, y pues la Iglesia reconoce entonces esta acción de manera constante en la vida de las personas”.
“Todos los que vivimos nuestra fe en la Iglesia Católica estamos bautizados y, en el momento de nuestro Bautismo, se nos ungió el pecho con el Óleo de los Catecúmenos para que recibiéramos la fuerza de Cristo para resistir al mal”, señaló.
Como hemos visto, es un error para los católicos pensar que, en realidad, el demonio no existe; pero otro error igualmente grave es creer que Satanás es la contraparte de Dios, una ‘especie de dios malo’.
“Delante de Dios, Satanás y todos los demonios del infierno son como una nada y un vacío. Son menos que un átomo, porque ellos, al igual que nosotros, son criaturas, y todas las criaturas hemos recibido de Dios la vida”.
“Es, simplemente una criatura que ejerce, conforme a su poder natural y su rebeldía contra Dios, una acción del mundo para tratar de frustrar los planes de Dios de santificación, de comunión, de amor y de verdad en la vida de las personas (…) generando muerte, destrucción, violencia, como tantas manifestaciones del mal que vemos y que sufrimos, pero de ninguna manera lo podemos considerar como si fuera en lo más mínimo semejante a Dios”.
El Papa Francisco nos propone revestirnos con la armadura de Dios de la que habla el apóstol (Efesios 6, 10-12): el cinturón de la verdad, la justicia como coraza; la fe, como escudo; la Salvación como casco y la espada como Espíritu, que es la Palabra de Dios.
“No se puede pensar en una vida espiritual, en una vida cristiana, sin revestirse de esta armadura de Dios, que nos da fuerza y nos defiende”.
Sobre este tema hablamos en nuestra revista digital Con el diablo no se juega, puedes verla aquí
En México, según datos del INEGI, más de 35 millones de personas han atravesado por…
Con un viaje de sólo un día a Córcega, el Papa culminará su agenda de…
El cristiano tiende a la alegría porque se sabe amado, escuchado y perdonado por Dios……
Ciudades como Los Ángeles o Nueva York han empleado hip hop y rap para reducir…
El feminismo, una corriente filosófica y social que busca la igualdad de derechos y oportunidades…
“Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de…
Esta web usa cookies.