La Vigilia Pascual es la celebración en la que tradicionalmente los catecúmenos reciben los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía. Foto INBG.
El catecumenado es un proceso de iniciación a la vivencia cristiana, donde la recepción sacramental es muy significativa porque marca momentos especiales en los que la gracia de Dios se recibe y fortalece la vida de las personas y la experiencia cristiana.
Por tanto, el catecumenado es un camino para iniciarse el camino del discipulado cristiano, que se recorre en etapas siempre acompañados por la comunidad, porque la misma comunidad es quien los presenta para integrarlos a la Iglesia.
De esta manera, dicho camino incluye un proceso de iniciación, de formación y acompañamiento en la fe cristiana para los adultos que desean recibir los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía, para ser incorporados a la Iglesia Católica.
Según el Catecismo de la Iglesia Católica (nn. 1230-1233) y el Ritual de la Iniciación Cristiana de Adultos (RICA), el catecumenado se trata de un itinerario de formación espiritual, catequética y litúrgica que introduce al candidato a la vida de fe y lo prepara para integrarse plenamente en la comunidad eclesial.
Así, durante este tiempo, los catecúmenos aprenden sobre la fe, la doctrina, los sacramentos y la vida cristiana a través de la instrucción, la oración, el testimonio y la vida en comunidad, culminando con la recepción de los sacramentos de iniciación en la Vigilia Pascual.
El catecumenado está dirigido principalmente a los adultos no bautizados que manifiestan su deseo de ser cristianos.
“El Ritual de la Iniciación Cristiana”, señala el numeral 1 del apartado La iniciación cristiana de los adultos, del RICA, “se destina a los adultos, que al oír el anuncio del misterio de Cristo, y bajo la acción del Espíritu Santo en sus corazones, consciente y libremente buscan al Dios vivo y emprenden el camino de la fe y de la conversión”.
De este modo, precisa el apartado, “por medio de este Ritual se les provee de la ayuda espiritual para su preparación y para la recepción fructuosa de los sacramentos en el momento oportuno”.
Es preciso señalar que no deben confundirse los catecúmenos con los bautizados que buscan completar su iniciación recibiendo su Confirmación o Eucaristía, y quienes siguen un camino de preparación distinto.
De acuerdo con lo establecido en el RICA, la estructura de iniciación del catecumenado se hace de manera gradual, “se acomoda al camino espiritual de los adultos, que es muy variado según la gracia multiforme de Dios, la libre cooperación de los catecúmenos, la acción de la Iglesia y las circunstancias de tiempo y lugar”
A partir de lo anterior, la iniciación del catecumenado consta de dos procesos bien definidos y que se dividen, el primero, por grados y, el segundo, por etapas.
“Tres, pues, son los grados, pasos o puertas, que han de marcar los momentos culminantes o nucleares de la iniciación. Estos tres grados se marcan o sellan con tres ritos litúrgicos: el primero, por el rito de Entrada en el catecumenado: el segundo, por la Elección y el tercero, por la celebración de los Sacramentos”, establece el Ritual.
Estos grados introducen a las etapas de instrucción y maduración, para las que se preparan los catecúmenos.
Cabe destacar que la etapa pre catecumenal, es un momento de crear lazos de amistad y empatía a partir de la caridad y el testimonio cristiano con las personas en nuestros entornos socioculturales y las periferias existenciales.
Dentro de esa etapa, después de generar la amistad, se procede a la proclamación puntual del Kerigma, que deberá suscitar la fe inicial y el deseo por adentrarse en el catecumenado (o catequesis orgánica y gradual) a través del cual se va creciendo en la experiencia de la vivencia cristiana y les prepara para recibir los sacramentos y vivir su fe en Jesucristo en medio de una comunidad cristiana.
“Cuatro, pues, son los tiempos que se suceden: el ‘precatecumenado’, caracterizado por la primera evangelización; el ‘catecumenado’, destinado a la catequesis integral; el de ‘purificación e iluminación’, para proporcionar una preparación espiritual más intensa; y el de ‘mystagogia’, señalado por la nueva experiencia de los sacramentos y de la comunidad”, se precisa en el RICA.
La Iglesia señala que no hay un plazo fijo, pues depende del proceso de conversión de cada persona y de la decisión de la comunidad y los pastores, por lo que generalmente dura varios meses o incluso años, hasta que el candidato esté preparado para recibir los sacramentos.
Al concluir el proceso, el catecúmeno recibe los tres sacramentos de la Iniciación Cristiana:
Con ello, queda plenamente incorporado a la Iglesia y comienza su vida como cristiano.
La Vigilia Pascual es la celebración en la que tradicionalmente los catecúmenos reciben los sacramentos y según el Ritual de la Iniciación Cristiana de Adultos, la liturgia incluye:
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