¿Sabías que san Blas es el intercesor para quienes padecen enfermedades relacionadas con la garganta y patrono de los laringólogos? Es por ello que hasta la fecha hay parroquias donde se lleva a cabo una bendición de las gargantas en que se invoca la intercesión del santo.
San Blas nació en Armenia en el Siglo IV y era médico de profesión; tenía fama de santidad y por su arraigo al cristianismo se convirtió en obispo de Sebaste, y vivía de manera sencilla, como ermitaño, en una cueva donde recibía a las personas que necesitaban su ayuda espiritual o como médico, y a veces los curaba son su sola bendición.
En la Edad Media, san Blas ya era un santo muy conocido que llegó a tener hasta 35 templos dedicados a él tanto en oriente y occidente, y llegó a formar parte del grupo de los 14 santos protectores de la Iglesia.
Luego de su muerte, san Blas comenzó a ser invocado por los campesinos como intercesor de buenas cosechas, y lo consideraron patrono del clima y de los médicos, pero su fama por hacer milagros se extendió y pronto se sumaron otros gremios a su devoción.
Con el tiempo, se volvió en santo patrono de los zapateros, yeseros, comerciantes, panaderos, músicos y por supuesto, contra el dolor de la garganta, la tos, las hemorragias, de la vesícula, el dolor de muelas, cólicos y para una buena confesión.
Cuenta la historia que, en cierta ocasión, san Blas curó a una niña que se ahogaba, pues tenía clavada una espina de pescado que la estaba asfixiando, y él la curó milagrosamente, en presencia de muchos testigos.
Fue a partir del siglo XVI que tomando ese momento como base comenzó la bendición de las gargantas, o bendición para los enfermos de la garganta en el día de San Blas, para ella se pronuncia una oración especial, y en la ceremonia se mantienen dos velas encendidas en forma de cruz ante el cuello del enfermo.
Hasta la fecha hay iglesias que realizan la bendición de las gargantas cada 3 de febrero, fiesta litúrgica del santo.
En estos meses en los que la pandemia de covid-19 ha afectado el sistema respiratorio de millones de personas, la oración y encomienda de la salud a San Blas, como intercesor ante Jesús, ha cobrado relevancia.
La fiesta litúrgica de San Blas es el 3 de febrero y se le representa como obispo, anciano y barba, junto a un libro, un lobo y un bastón con velas de cera.
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