Seguramente has notado que, inmediatamente después de la presentación de los dones, el sacerdote se acerca al acólito y lava sus manos, una escena que se repite en cada Eucaristía y que a los católicos nos resulta bastante familiar. Pero, ¿alguna vez te has detenido a pensar qué significa el rito del lavado de manos en la Misa?
En su libro titulado “Ir a Misa, ¿para qué?” la escritora católica Alejandra Sosa apuntó algunas creencias erróneas de católicos respecto a este importante momento.
“Unas dijeron que era para repetir el gesto de Poncio Pilato que se lavó las manos para expresar que no tenía nada que ver con la muerte de Cristo; otras dijeron que era por higiene, porque hay lavarse las manos antes de comer”.
Aunque todas son respuestas que pueden resultar creíbles, la realidad es que ninguna es correcta.
En dos puntos diferentes, la Instrucción General del Misal Romano recoge esta indicación de la siguiente manera:
“En seguida, el sacerdote se lava las manos a un lado del altar, rito con el cual se expresa el deseo de purificación interior”
(IGMR, 76).
“Después de la oración Humilde y sinceramente arrepentidos, o después de la incensación, el sacerdote, de pie a un lado del altar, se lava las manos, diciendo en silencio: ‘Lava del todo mi delito, Señor’, mientras el ministro vierte el agua”.
(IMGR, 145).
Con este gesto, explica Alejandra Sosa -quien también es colaboradora de Desde la fe, el sacerdote “reconoce su necesidad y su deseo de estar totalmente purificado antes de comenzar la Plegaria Eucarística, que es la parte central de la Misa.
“Qué bello que en la Liturgia esté contemplado este rito que nos permite comprender que el sacerdote es un ser humano como nosotros, que al igual que nosotros es falible y cae y está necesitado de redención”.
“Es un gesto de profunda humildad, mediante el cual el sacerdote acepta públicamente que no está libre de pecado y pide la gracia de Dios para superarlo”.
Ahora que conoces el verdadero significado del lavado de manos en la Misa, nuestra colaboradora te tiene una recomendación para la próxima vez que vayas a Misa.
“Cuando contemples este rito, ora en tu interior por el sacerdote celebrante, y por todos los sacerdotes del mundo, especialmente los que han caído en tentación, los que están más necesitados de la misericordia del Señor (y de la nuestra)”.
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