En las bodas católicas, los novios expresan su consentimiento matrimonial a través de los votos que forman parte de la Liturgia del Matrimonio. Foto: G1
En las bodas católicas, durante el Sacramento del Matrimonio, los novios no pronuncian sus propios votos. En cambio, se comprometen mediante una fórmula establecida en el Ritual del Matrimonio, que expresa su fidelidad y unión con Dios. Al hacerlo, piden su gracia para la unión sagrada que comienzan juntos, en plena libertad.
Este sacramento se centra principalmente en el consentimiento mutuo y libre de los novios. No se trata solo de votos o propósitos, sino de una entrega y aceptación incondicionales entre ambos, motivadas por el amor.
De acuerdo con lo establecido en el Catecismo de la Iglesia Católica, los futuros esposos leen los votos matrimoniales siguiendo la fórmula oficial de la liturgia, la cual incluye promesas de amor, fidelidad y compromiso mutuo. Estos votos no solo representan la alianza sagrada entre un hombre y una mujer, sino que también reflejan una unión con Dios.
Acabando la Homilía, el sacerdote se dirige a los novios (contrayentes) para que expresen libre y conscientemente su consentimiento:
“Así pues, ya que quieren establecer entre ustedes la alianza santa del Matrimonio. Unan sus manos y expresen su consentimiento delante de Dios y de su Iglesia”:
1ª fórmula: “Yo, ##, te acepto a ti, ##, como mi esposa(o) y prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida.”
2ª fórmula: Novio: ¿Quieres ser mi esposa? Novia: Sí, quiero
Novia: ¿Quieres ser mi esposo? Novio: Sí, quiero
Novio: ..Yo te acepto como mi esposa y prometo amarte fielmente durante toda mi vida Novia: ..Yo te acepto como mi esposo y prometo amarte fielmente durante toda mi vida
3ª fórmula: Esposo: “Yo, ##, te recibo a ti, ##, como esposa y me entrego a ti como tu legítimo esposo, según lo manda la Santa Madre Iglesia Católica.
Esposa: “Yo, ##, te recibo a ti, ##, como esposo y me entrego a ti como tu legítimo esposa, según lo manda la Santa Madre Iglesia Católica.
Si parece oportuno, el sacerdote puede solicitar el consentimiento de los contrayentes por medio de un interrogatorio.
Estos “votos tradicionales” reflejan que la promesa matrimonial se enmarque en la enseñanza y tradición de la Iglesia. Además, resaltan la importancia de la unión sacramental, la igualdad de los cónyuges ante Dios y reflejan la parte fundamental de la liturgia y de la teología del Sacramento del Matrimonio.
Los preparativos comienzan desde que deciden unir sus vidas y ambos pueden personalizar algunos detalles para la ceremonia religiosa para que se convierta en una celebración única y significativa, cuyo centro y entrega son los novios, futuros esposos por la gracia divina.
Cabe aclarar que, en este caso concreto, nadie los casa; ellos mismos se casan. El Sacramento del Matrimonio lo realizan los propios cónyuges, pues ellos son los ministros de dicho sacramento y le dan plena validez. El ministro ordenado los acompaña, da testimonio oficial y recibe su consentimiento ante la comunidad, el Pueblo de Dios.
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