El 67 % de los mexicanos ha sido infiel al menos una vez y que el 58 % considera la infidelidad como un comportamiento humano natural. Foto: Especial
Cuando dos personas deciden unirse en matrimonio, generalmente lo hacen con la esperanza y la firme convicción de que estarán juntos para siempre. Sin embargo, la realidad puede ser diferente y, en ocasiones, una tercera persona puede entrar en la relación, generando conflictos y tensiones que trastocan la vida familiar.
La infidelidad es un tema delicado y difícil de afrontar, y muchas veces preferimos esconderlo o no hablar de ello, pero requiere ser abordado con apertura y sinceridad, especialmente desde una perspectiva católica.
La infidelidad representa una de las tentaciones más dolorosas en la vida matrimonial, y abordarla desde una perspectiva pastoral y católica es, ante todo, un acto de amor y misericordia, señala la pareja.
“No se trata solo de prevenir rupturas, sino de abrir caminos concretos de sanación, perdón y reconciliación. La Iglesia, a través de sus enseñanzas y ministerios, sigue siendo un refugio de esperanza, donde el amor puede restaurarse y donde ninguna herida está más allá del alcance de la gracia de Dios”, concluyen.
Desde hace 16 años, el ministerio Jesús Salvando Matrimonios y Familias, liderado por José Luis Salazar Reyes y Claudia Ortiz Hernández, ha dedicado su labor a ofrecer apoyo y acompañamiento a parejas afectadas por la infidelidad. Este ministerio, que nació de la experiencia personal de Claudia con la infidelidad de su esposo, ha crecido hasta contar con más de 9,500 miembros registrados y 104 grupos en diversos países.
A través de plataformas digitales como Facebook, Youtube, grupos de WhatsApp y Telegram, así como reuniones presenciales, dan charlas, conferencias y acompañamientos que se centran en la sanación espiritual, el perdón y la restauración matrimonial, resaltando la importancia de la fe y abordando las causas que llevan a la infidelidad, como la ausencia de Dios en la vida conyugal y las tentaciones externas.
José Luis asegura que hablar abiertamente sobre la infidelidad en el matrimonio es fundamental porque, en el contexto de este ministerio, se ha constatado que aproximadamente el 96% de las rupturas matrimoniales están relacionadas con este problema.
“La falta de conocimiento sobre las consecuencias espirituales y emocionales del adulterio, así como el profundo dolor que causa, hace necesario que la Iglesia y la comunidad hablen con claridad y compasión sobre este tema. La infidelidad no solo afecta a la pareja, sino también a los hijos y a toda la familia, generando heridas que pueden durar toda la vida”, asegura Claudia Ortiz.
Ella comenta que es importante señalar que existe una disparidad en cómo la Iglesia trata la infidelidad. Mientras algunos sacerdotes recomiendan el divorcio o la nulificación del matrimonio, otros ofrecen apoyo para la restauración y la reconciliación.
“El ministerio que nosotros llevamos se enfoca en la restauración, aunque reconoce que dentro de la Iglesia hay resistencia a este enfoque, favoreciendo en algunos casos los ministerios para divorciados vueltos a casar“, señala José Luis.
Alejandra y Ricardo llevaban más de 15 años de casados cuando ella descubrió una infidelidad. “Sentí que mi mundo se derrumbaba. Ya no confiaba en nada, ni siquiera en Dios”, relató ella. Él, por su parte, reconoció que “Me alejé de mi familia y de la fe. Me dejé llevar por una falsa libertad, sin medir el daño que causaba”.
Fue a través del ministerio Jesús Salvando Matrimonios y Familias que iniciaron un proceso de sanación, en el cual llevan más de 3 años. “No fue magia, ni rápido, ni fácil. Pero entendimos que Dios no había terminado con nosotros”, explicó María. “Aprendí a pedir perdón de verdad y a dejar que el Señor reconstruyera lo que yo rompí”, dijo Ricardo.
Ambos comentan que dan testimonio juntos en algunos grupos del ministerio, no como una pareja perfecta, sino como una que ha decidido luchar cada día por su unión sacramental. “Sin duda hubiera sido más sencillo separarnos, pero decidimos repararnos como personas y luego como pareja. No estamos libres de problemas, ni de retos como familia, pero los tomamos con mayor calma y seguridad en Dios”.
En México, si bien no existen datos oficiales recientes del INEGI que confirmen que la infidelidad sea la principal causa de divorcio, diversos medios han reportado que podría estar presente hasta en un 40 o 49 % de los casos. Sin embargo, en los registros oficiales de 2022, la mayoría de los divorcios fueron “incausados” (66.5 %), es decir, sin expresión legal de motivo.
Por otro lado, estudios independientes realizados por la plataforma Gleeden y la agencia DIVE Marketing en diciembre de 2020 revelan que el 67 % de los mexicanos ha sido infiel al menos una vez y que el 58 % considera la infidelidad como un comportamiento humano natural. Estas cifras reflejan una normalización preocupante de la infidelidad en la cultura contemporánea, y ponen en evidencia la necesidad de hablar del tema con seriedad, desde una perspectiva humana y espiritual.
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