En la cultura popular mexicana, desde la década de los 90 del siglo pasado comenzó a tomar auge la expresión Maratón Guadalupe-Reyes, que hace alusión al periodo festivo comprendido entre el 12 de diciembre, en que la Iglesia Católica celebra la Solemnidad de la Virgen de Guadalupe, y el 6 de enero, Día de Reyes.
En este periodo de 28 días, celebramos de manera intermitente varias de nuestras fiestas religiosas, contando las 9 posadas, Nochebuena, Navidad y Año Nuevo, más las anteriormente citadas.
Sin embargo, desde su origen, la locución ‘maratón’ se empleó para hacer referencia a una especie de carrera de fiestas de largo aguante, en la que no faltan los excesos, la glotonería, las desveladas y todo cuanto termina desgastando especialmente a los que parten desde la meta.
Es por esto que hoy te presentamos una propuesta alterna de ‘maratón’: el Maratón de Acciones Guadalupe-Reyes, a realizarse en el mismo periodo festivo, pero con un sentido totalmente cristiano, en el que el amor y la caridad irán inflamando tu corazón a cada paso hasta llegar a la meta.
Lee:
“¿Acaso no estoy yo aquí, yo que tengo el honor de ser tu Madre? ¿Acaso no estás bajo mi sombra, bajo mi amparo? ¿Acaso no soy yo la fuente de tu alegría? ¿Qué no estás en mi regazo, en el cruce de mis brazos? ¿Por ventura aun tienes necesidad de cosa otra alguna?”. (Fragmento del Nicanmopohua).
Reflexiona:
¿Qué angustias tienes hoy? ¿Qué situaciones te afligen, alteran tu rostro y tu corazón?
Actúa:
• Piensa en una persona que esté pasando por una situación que la aflige, visítala, platica con ella procurando ser un escucha paciente, y háblale del gran consuelo que para los católicos representa la Virgen de Guadalupe, como intercesora y Madre nuestra ante su Hijo Jesucristo.
• Lleva una flor a la Virgen de Guadalupe en tu parroquia y ofrécesela como un regalo a Reina del cielo.
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Madre de las Américas
Virgen de Guadalupe
te pedimos por todos los obispos,
para que conduzcan a los fieles
por senderos de intensa vida cristiana,
de amor y de humilde servicio a Dios
y a las almas.
Contempla esta inmensa mies,
e intercede para que el Señor infunda
hambre de santidad en todo el Pueblo
de Dios, y otorgue abundantes
vocaciones de sacerdotes y religiosos, fuertes en la fe y celosos dispensadores
de los misterios de Dios.
Concede a nuestros hogares
la gracia de amar y de respetar la vida
que comienza.
con el mismo amor con el que
concebiste en tu seno
la vida del Hijo de Dios.
Virgen Santa María, Madre del Amor Hermoso, protege a nuestras familias,
para que estén siempre muy unidas, y bendice la educación de nuestros hijos.
Esperanza nuestra,
míranos con compasión,
enséñanos a ir continuamente a Jesús y,
si caemos, ayúdanos a levantarnos,
a volver a él, mediante la confesión
de nuestras culpas y pecados en el sacramento de la penitencia,
que trae sosiego al alma.
Te suplicamos que nos concedas
un amor muy grande a todos los santos sacramentos
que son como las huellas que tu Hijo nos dejó en la tierra.
Así, Madre Santísima, con la paz de Dios
en la conciencia, con nuestros corazones libres de mal y de odios,podremos
llevar a todos la verdadera alegría
y la verdadera paz, que vienen de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo,
que con Dios Padre y con el Espíritu Santo,
vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
(Oración de san Juan Pablo II, fragmento)
Lee:
“En el sexto mes, el Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José́. El nombre de la virgen era María. El Ángel entró en su casa y la saludó diciendo: “¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo”. Al oír estas palabras, Ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Ángel le dijo: “No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un Hijo, y le pondrás por nombre Jesús; Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo”. (Lc 1, 26-33)
Reflexiona:
Al hacer oración, ¿preguntas a Dios qué es lo que Él quiere de ti?, ¿cuál es el camino que quiere que elijas?, ¿qué te pide hacer por tu prójimo?
Actúa:
• En oración, manifiesta a Dios total dependencia para solucionar tus preocupaciones.
• Programa un momento antes de dormir en el que contemples la imagen de la anunciación. María es seguramente muy hermosa, pero intenta imaginar la belleza del corazón que Dios vio en Ella para ser la Madre de su Hijo.
• Piensa en una persona que tenga baja autoestima, visítala y háblale de sus virtudes.
• Reza esta noche un misterio del Santo Rosario.
Lee:
“María dijo al Ángel: “¿Cómo puede ser eso, si yo permanezco virgen?”. El Ángel le respondió: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el Niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios”. María dijo entonces: “Yo soy la esclava del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho”. Y el Ángel se retiró”. (Lc 1, 34-38)
Reflexiona:
Cuando haces una súplica a Dios, ¿te pones en la entera disposición de dejarte transformar por Él?, ¿o le pides que Él se ajuste a tu voluntad?
Actúa:
• Ofrece el rezo de La Magnífica en beneficio de una persona que esté pasando por un problema grave.
• Comunícate con esa persona este día, sé diligente si puedes hacer algo por ella. Asume que no es tu bondad, sino la bondad de Dios que eres privilegiado de compartir.
Lee:
“Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un Hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto. Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: “José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque Él salvará a su Pueblo de todos sus pecados”. Palabra del Señor”. (Mt, 18-21)
Reflexiona:
¿Has sentido alguna vez que tu deber como cristiano es hacer algo, pero el temor, la vergüenza o el ‘qué dirán’ te han impedido llevarlo a cabo?
Actúa:
• En tu camino, observa con detenimiento aquellas personas que piden una moneda. Tú serás luz en sus tinieblas. Detente y a distancia mírale y ofrece por esa persona un Padre Nuestro.
• De forma anónima lleva un detalle a esa persona. Arréglatelas para no recibir halagos por ello. Da Gloria a Dios por el momento.
Lee:
“En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas ésta oyó el saludo de María, el Niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: “¡Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la Madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el Niño saltó de alegría en mi seno. Dichosa tú por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor”. (Lc 1, 39-45)
Reflexiona:
¿Has sentido alguna vez que tus pecados son tan grandes que no mereces que Dios escuche tu oración?, ¿o tan pequeños que no necesitas ponerte en paz con Él? ¿O bien, eres consciente de que el Señor te escucha siempre y sin importar la circunstancia?
Actúa:
• Piensa en una persona cerrada a la gracia de Dios y haz una oración por ella.
• Si te es posible, llévale un pequeño presente (podría ser un pan o algo que pueda disfrutar)
Lee:
“Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que traducido significa: “Dios con nosotros”. Al despertar, José hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa, y sin que hubieran hecho vida en común, Ella dio a luz un Hijo, y Él le puso el nombre de Jesús”. (Mt 1, 22-25)
Reflexiona:
En circunstancias difíciles de la vida, ¿le pides a Dios que desaparezca tus problemas? ¿O bien, le pides que permanezca a tu lado y te ayude a soportar la situación?
Actúa:
• Pídele a Jesús en oración por todas aquellas personas que no tienen qué comer.
• Si en tu camino te encuentras con una persona en situación de calle, acércatele y pregúntale si puedes hacer algo por ella.
• Si te pide alguna moneda y en tus posibilidades está dársela, hazlo sin el ‘prejuicio-pretexto’ de que podría mal utilizarla en algún vicio, pidiendo a Dios que le sirva para su provecho.
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Lee:
“En aquella época apareció un decreto del emperador Augusto, ordenando que se realizara un censo en todo el mundo. Este primer censo tuvo lugar cuando Quirino gobernaba la Siria. Y cada uno iba a inscribirse a su ciudad de origen. José, que pertenecía a la familia de David, salió de Nazaret, ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David, para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada. Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre; y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue”. (Lc 2, 1-7).
Reflexiona:
¿Eres de las personas que reclaman a Dios por las adversidades que la vida presenta?, ¿o de las que se proponen salir adelante con Su ayuda y con una actitud diligente?
Actúa:
• Pide a Dios por todas aquellas personas que por más que lo intentan, les cuesta trabajo salir adelante.
• Si en tu camino te encuentras a un limpiador de parabrisas o alguien que trabaje en algún crucero (aunque no te desplaces en automóvil), acércate y regálale una moneda, o bien un alimento. Y dile: “Dios te bendiga”.
Lee:
“En esa región acampaban unos pastores, que vigilaban por turno sus rebaños durante la noche. De pronto, se les apareció el Ángel del Señor. Ellos sintieron un gran temor, pero el Ángel les dijo: “No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Y esto les servirá de señal: encontrarán a un Niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre”. Y junto con el Ángel, apareció de pronto una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: “¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por Él!”. (Lc 2, 8-14)
Reflexiona:
¿Eres agradecido con Dios aún en medio de las adversidades?, ¿o única y exclusivamente cuando te suceden cosas buenas?
Actúa:
• Pide a Jesús en oración por todas aquellas personas que pasan fríos, especialmente en esta temporada navideña.
• Si ubicas, por algún punto de la ciudad, a una persona que duerma en la calle, llévale una cobija (gruesa, si te es posible) con la cual pueda mitigar su sufrimiento. Y dile: “Jesús te ama”.
Lee:
“Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: “¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: “En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta.” (Mt 2, 1-5).
Reflexiona:
Cuándo visitas tu parroquia, ¿acostumbras ir hacia el Santísimo para orar ante Jesús Eucaristía? ¿O eres de las personas que se pasan de largo?
Actúa:
• Piensa en una persona de la tercera edad, sobre todo si vive sola y haz una oración por ella.
• Consciente de que Jesús está en ella, visítala y dedícale unos momentos. El más beneficiado serás tú.
Lee:
“Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la recibieron. Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. Él no era la luz, sino el testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre. Ella estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios”. (Jn 1, 1-12).
Reflexiona:
¿Cuándo sabes que estás cometiendo una mala conducta, pides ayuda a Jesús para que ayude a salir de esa situación y transforme tu corazón? ¿O buscas la manera de justificarte para no sentirte pecador?
Actúa:
• Pide a Dios en oración por todas aquellas personas que viven afligidas, especialmente por las que este día están considerando el suicidio como una salida a sus tristezas.
• Si conoces a alguien que esté triste por haber perdido a un familiar, hazle una visita y conversa con ella sobre el sentido cristiano de la muerte. Si es una persona católica, proponle rezar un Rosario juntos para pedir la intercesión de la Virgen por su ser querido.
Lee:
Dulce Niño de Belén, haz que penetremos con toda el alma en este profundo misterio de la Navidad.
Pon en el corazón de los hombres esa paz que buscan, a veces con tanta violencia, y que tú sólo puedes dar.
Ayúdales a conocerse mejor y a vivir fraternalmente como hijos del mismo Padre. Descúbreles también tu hermosura, tu santidad y tu pureza.
Despierta en su corazón el amor y la gratitud a tu infinita bondad. Únelos en tu caridad. Y danos a todos tu celeste paz.
Amén.
(Papa Juan XXIII)
Reflexiona:
¿Estás dispuesto a dejar que el Niño de Belén llene tu corazón, que allane en él las colinas del orgullo, la vanidad y la soberbia, y que llene los valles de la depresión, los fracasos y la tristeza?
Actúa:
• Haz un propósito de pasar esta próxima Nochebuena centrando tu atención en el motivo principal que es el nacimiento de Jesús.
• Piensa en alguna actividad que signifique un momento de intimidad con Jesús (entonar un arrullo, contemplar y disfrutar la paz de la escena de tu nacimiento, escuchar villancicos que describan el nacimiento de Jesús, bendecir los alimentos, etc.)
• Invita a tu familia a participar de tu propósito.
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Lee:
Un Hijo se nos ha dado.
Eres tú, Jesús, el Hijo que me hace hijo.
Me amas como soy, no como yo me sueño.
Al abrazarte, Niño del pesebre,
abrazo de nuevo mi vida.
Acogiéndote, Pan de vida,
también yo quiero entregar mi vida.
Tú que me salvas,
enséñame a servir.
Tú que no me dejas solo,
ayúdame a consolar a tus hermanos,
porque desde esta anoche
todos son mis hermanos.
Amén.
(Oración del Papa Francisco)
Reflexiona:
¿Qué significa para ti la expresión “¡Feliz Navidad!”? ¿Significa una cena abundante, baile y diversión por una noche? ¿O bien, hacerle a Jesús un espacio en tu corazón, donde abunde la justicia, la fortaleza, la templanza, la prudencia y la caridad?
Actúa:
• Pide a Dios en oración por las familias que viven en conflicto o desintegradas, para que encuentren la manera de vivir en armonía, sea cual sea su situación.
• Pídele también por aquellas personas con las cuales hayas tenido un conflicto.
• Si está en tus posibilidades visitar a alguna de ellas -siempre que sea prudente-, hazlo y llévale un presente simbólico, tal vez algo que tú mismo hayas elaborado, y deséale que tenga una muy feliz Navidad.
Lee:
Señor, Dios, dueño del tiempo y de la eternidad, tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro. Al terminar este año queremos darte gracias por todo aquello que recibimos de ti.
Gracias por la vida y el amor, por las flores, el aire y el sol, por la alegría y el dolor, por cuanto fue posible y por lo que no pudo ser. Te ofrecemos cuanto hicimos en este año, el trabajo que pudimos realizar, las cosas que pasaron por nuestras manos y lo que con ellas pudimos construir.
Pero también, Señor, hoy queremos pedirte perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado, por la palabra inútil y el amor desperdiciado.
A pocos minutos de iniciar un nuevo año, detengo mi vida ante el nuevo calendario aún sin estrenar, y te presento estos días que sólo tú sabes si llegaré a vivirlos.
Cierra tú mis oídos a toda falsedad y mis labios a palabras mentirosas, egoístas, mordaces o hirientes. Abre en cambio mi ser a todo lo que es bueno, que mi espíritu se llene sólo de bendiciones y las derrame a mi paso. Amén.”
Reflexiona:
¿Qué deseas agradecer a Dios en las horas finales de este año que está por concluir? ¿A qué quieres comprometerte con Él para el año que comienza?
Actúa:
• Piensa en algún familiar o amigo que, aunque no viva tan lejos de tu casa, por decidía no lo hayas visitado hace tiempo. Pídele a Dios poder ser diligente, y hazle una visita para desearle que Jesús lo acompañe a lo largo de todo este nuevo ciclo que comienza.
• Antes de disponerte a dormir, pide a Dios en oración que te ayude a ser cercano a las personas que han sido parte importante de tu vida, especialmente si hoy padecen una enfermedad que les impida salir de su hogar.
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Lee:
Gracias, oh Santa Madre del Hijo de Dios, Jesús, ¡Santa Madre de Dios! Gracias por tu humildad que ha atraído la mirada de Dios; gracias por la fe con la que has acogido su Palabra; gracias por el coraje con el que has dicho “aquí me tienes”, olvidándote de ti, fascinada por el Amor Santo,
hecha toda una con su esperanza.
Gracias, ¡oh Santa Madre de Dios!
ruega por nosotros, peregrinos en el tiempo; ayúdanos a caminar por el camino de la paz.
Amén.
(Papa Francisco)
Reflexiona:
Así como María dio el Sí a Dios con humildad y determinación cuando le pidió ser la Madre de nuestro Señor, ¿estarías tú dispuesto a decir sí a Dios en el amor al prójimo?
Actúa:
• En el primer día del año, reza el Santo Rosario, y pídele a María ser la alegría de todas aquellas familias que viven mal, llevar a ellas su calor de Madre, e interceder ante su Hijo Jesús para que pronto puedan volver a vivir en armonía.
• No olvides ir a Misa.
Lee:
“Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén, diciendo: “¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle”. Al oír esto, el rey Herodes se sobresaltó y con él toda Jerusalén. Convocó a todos los sumos sacerdotes y escribas del pueblo, y por ellos se estuvo informando del lugar donde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: “En Belén de Judea, porque así está escrito por medio del profeta: ‘Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres, no, la menor entre los principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un caudillo que apacentará a mi pueblo Israel’”. Entonces Herodes llamó aparte a los magos y por sus datos precisó el tiempo de la aparición de la estrella. Después, enviándolos a Belén, les dijo: Vayan e indaguen cuidadosamente sobre ese Niño; y cuando le encuentren, comuníquenmelo, para ir también yo a adorarle. Ellos se pusieron en camino, y he aquí que la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el Niño. Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa; vieron al Niño con María su Madre y, postrándose, le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra. Y, avisados en sueños que no volvieran donde Herodes, se retiraron a su país por otro camino”. (Mt 2-12).
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Reflexiona:
De igual forma en que los Santos Reyes llevaron oro, mirra e incienso al Niño Jesús como regalo, ¿te gustaría a ti hacerle un regalo en este Día de la Epifanía? ¿Qué le regalarías que sepas que a Él podría agradarle?
Acciona:
• Pide a Dios en oración por todos aquellos niños que viven en pobreza, ya sea porque en sus hogares faltan los recursos, o porque no cuentan con un hogar.
• Si está en tus posibilidades, elabora uno o varios regalos y llévalos a niños que, a diferencia de la mayoría, no reciban presentes en estas fechas, llevándoles también la esperanza en Jesús mediante un breve mensaje de su infinito amor.
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