¿Cómo actúa el Espíritu Santo en las personas? Aquí te explicamos su acción en la Iglesia y en los creyentes.
De acuerdo a la definición de la Real Academia Española la palabra espíritu proviene del latín spirĭtus y a su vez este del verbo spirare que significa soplar.
En el Catecismo de la Iglesia Católica se explica que el el término “Espíritu” viene del hebreo Ruah, que significa soplo, aire, viento. En tanto, el término “Espíritu Santo” hace referencia a una de las Tres Personas divinas, la persona inefable del Espíritu Santo.
En el cristianismo y como lo señala el Catecismo de la Iglesia Católica, es la tercera persona de la Santísima Trinidad.
El Espíritu Santo, como se menciona en el párrafo superior y está descrito en el Credo católico, procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas.
El Espíritu Santo tiene la misión divina de santificar y conducir a la Iglesia. Asesora de manera especial al Papa para que sea infalible.
Recibimos el Espíritu Santo en nuestro Bautismo y, más plenamente, en la Confirmación para ser testigos y apóstoles de Cristo.
Somos templos vivos del Espíritu Santo y el Espíritu que mora en nosotros nos santifica… ¡si nosotros queremos!
Ese podría ser nuestro principal compromiso: ser dóciles a la acción del Espíritu Santo en nosotros para crecer continuamente en nuestra vida espiritual.
Hemos recibido el Espíritu Santo en la Confirmación para ser apóstoles que den testimonio valientemente de Cristo. Si no somos apóstoles, ¿no sentimos como que estamos desperdiciando tan valioso sacramento?
Cuando hablamos al Padre Dios y lo llamamos con ese nombre tan hermoso que nos enseñó Jesús, es el Espíritu Santo el que ora en nosotros. Intensifiquemos nuestra oración haciéndola más frecuente, más familiar y más comprometida.
Con un gran espíritu de fe aceptemos la doctrina de la Iglesia como revelada por Dios e inspirada por el Espíritu Santo. Aunque la infalibilidad del Papa solo vale cuando habla oficialmente, ex chatedra, conozcamos su doctrina a través de sus cartas y encíclicas y tratemos de llevarlas a la práctica. Con ese mismo espíritu debemos obedecer a nuestros pastores legítimos.
El Espíritu Santo nos ayuda a cumplir con los deberes propios de nuestro estado. Los esposos pídanle la gracia de ser buenos esposos y buenos padres.
Algunos de los frutos de los dones del Espíritu Santo son la alegría y la paz. Esa paz que nace de pedir y dar perdón y esa alegría sincera que sólo tendremos si hacemos la voluntad de Dios.
En la Confirmación, el Espíritu Santo nos da sus siete dones:
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