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Ante ciertas polémicas desatadas y ciertos comentarios desafortunados en torno a que si dentro de las Iglesias se puede dar de comer, si se puede convertir en un albergue, quiero comentar y compartir lo siguiente para tener una ayuda y referencia sobre estos temas. La Iglesia es el lugar y espacio visible de reunión y caridad: sí se puede comer y dormir dentro de ella, todo tiene sus tiempos y espacios, según urgencias y necesidades.
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La Iglesia, en primer lugar, somos los bautizados que como un solo cuerpo, reunidos en torno a Cristo, Cabeza y Pastor de la Iglesia. La auténtica Iglesia es y debe ser la de los hermanos, reunidos y proyectados en la edificación del Reino de Dios; la Iglesia se hace presente en cada bautizado que vive y camina conforme a los mandamientos de Cristo Pastor y Señor de ella. Su ser y quehacer no se centraliza en el culto, nos lleva al encuentro con Jesús vivo que nos proyecta al “Cristo sufriente”, a cada hermano que nos necesita; el verdadero cristiano no puede quedar indiferente ante el necesitado
La iglesia, con minúscula, es la edificación material donde nos reunimos a celebrar el culto y elevar nuestras súplicas y plegarías, las alabanzas y la acción de gracias, sobre todo para la Eucaristía y los demás Sacramentos, es el lugar por excelencia del encuentro con Dios y con los hermanos que compartimos la misma fe.
La atenta escucha de la Palabra de Dios y la proyección caritativa de la Eucaristía nos lleva a realizar la caridad para con los más necesitados, nos dan la oportunidad de cumplir por lo mandado por Jesús nuestro salvador: “denles ustedes de comer”
Las obras de misericordia son la concreción del amor fraterno, del mandamiento de la caridad, una enseñanza y vivencia en la historia de nuestra Iglesia:
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Respondiendo a la inquietud, nos lo enseña y exige la fe, debemos dar al hambriento y vestir al desnudo. Los espacios que se tienen deben ser puestos al servicio y ayuda del necesitado, como nos lo manda el Señor y nos lo recuerda la Iglesia. Si el espacio para el culto es la misma Iglesia, ésta puede utilizarse para los fines de servicio y caridad cristiana. Nadie debe escandalizarse y rasgar vestiduras. En muchos lugares y ante graves necesidades que requieren de una urgente y necesaria ayuda de la Iglesia, todo es espacio es propicio para acoger y atender a las necesidades de los hermanos. En guerras, desastres naturales y Sismos, las Iglesias han sido y son el espacio de acogida y ayuda corporales, donde se hace visible la caridad y la ayuda al prójimo, sin credo, simplemente atender con amor al hermano necesitado.
De una manera más cercana y permanente en zonas pobres y carentes de mucho, fieles con gran corazón apoyan a los que menos tienen, comparten de lo poco que tienen y sirven con alegría al que nada tiene. Siempre hay alguien que necesita y “una alma buena” que les ayuda. En lugar de juzgar y criticar, debemos apoyar a quien elige hacer vida el Evangelio.
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