Ante ciertas polémicas desatadas y ciertos comentarios desafortunados en torno a que si dentro de las Iglesias se puede dar de comer, si se puede convertir en un albergue, quiero comentar y compartir lo siguiente para tener una ayuda y referencia sobre estos temas. La Iglesia es el lugar y espacio visible de reunión y caridad: sí se puede comer y dormir dentro de ella, todo tiene sus tiempos y espacios, según urgencias y necesidades.
Te puede interesar: Sacerdote protege del frío a mil drogadictos, migrantes, indigentes y prostitutas
La Iglesia, en primer lugar, somos los bautizados que como un solo cuerpo, reunidos en torno a Cristo, Cabeza y Pastor de la Iglesia. La auténtica Iglesia es y debe ser la de los hermanos, reunidos y proyectados en la edificación del Reino de Dios; la Iglesia se hace presente en cada bautizado que vive y camina conforme a los mandamientos de Cristo Pastor y Señor de ella. Su ser y quehacer no se centraliza en el culto, nos lleva al encuentro con Jesús vivo que nos proyecta al “Cristo sufriente”, a cada hermano que nos necesita; el verdadero cristiano no puede quedar indiferente ante el necesitado
La iglesia, con minúscula, es la edificación material donde nos reunimos a celebrar el culto y elevar nuestras súplicas y plegarías, las alabanzas y la acción de gracias, sobre todo para la Eucaristía y los demás Sacramentos, es el lugar por excelencia del encuentro con Dios y con los hermanos que compartimos la misma fe.
La atenta escucha de la Palabra de Dios y la proyección caritativa de la Eucaristía nos lleva a realizar la caridad para con los más necesitados, nos dan la oportunidad de cumplir por lo mandado por Jesús nuestro salvador: “denles ustedes de comer”
Las obras de misericordia son la concreción del amor fraterno, del mandamiento de la caridad, una enseñanza y vivencia en la historia de nuestra Iglesia:
Te puede interesar: ¿Qué son las Obras de Misericordia? El Papa te lo explica
Respondiendo a la inquietud, nos lo enseña y exige la fe, debemos dar al hambriento y vestir al desnudo. Los espacios que se tienen deben ser puestos al servicio y ayuda del necesitado, como nos lo manda el Señor y nos lo recuerda la Iglesia. Si el espacio para el culto es la misma Iglesia, ésta puede utilizarse para los fines de servicio y caridad cristiana. Nadie debe escandalizarse y rasgar vestiduras. En muchos lugares y ante graves necesidades que requieren de una urgente y necesaria ayuda de la Iglesia, todo es espacio es propicio para acoger y atender a las necesidades de los hermanos. En guerras, desastres naturales y Sismos, las Iglesias han sido y son el espacio de acogida y ayuda corporales, donde se hace visible la caridad y la ayuda al prójimo, sin credo, simplemente atender con amor al hermano necesitado.
De una manera más cercana y permanente en zonas pobres y carentes de mucho, fieles con gran corazón apoyan a los que menos tienen, comparten de lo poco que tienen y sirven con alegría al que nada tiene. Siempre hay alguien que necesita y “una alma buena” que les ayuda. En lugar de juzgar y criticar, debemos apoyar a quien elige hacer vida el Evangelio.
El feminismo, una corriente filosófica y social que busca la igualdad de derechos y oportunidades…
“Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de…
El 29 de diciembre iniciaremos el Año Jubilar 2025 en las diócesis del mundo, con…
Lo que empezó en los años 20 del siglo pasado como una causa homicida, al…
‘¡Viva Cristo Rey!’ Hagamos nuestra esta frase, no como grito de guerra, sino como expresión…
El Vaticano publicó la segunda edición del libro litúrgico que contiene las instrucciones relacionadas con…
Esta web usa cookies.