Se sabe que San Pedro fue martirizado en una cruz invertida y que fue sepultado en donde ahora se encuentra su Basílica en el Vaticano y que era un cementerio, pero, al parecer, el obelisco que está en el centro de la Plaza de San Pedro marca el lugar aproximado de su muerte que tuvo lugar el 29 de junio del año 67, durante el gobierno de Nerón.
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Este obelisco de origen egipcio y de 25 metros y medio de alto, lo había mandado colocar el emperador Calígula antes de la muerte de San Pedro en el centro de su circo cuando todavía se encontraba en construcción y estaba afuera de la colina vaticana; el circo lo terminó de construir Nerón, por eso recibió ese nombre. Al lado de este obelisco, fue martirizado San Pedro.
Años después, San Cleto o Anacleto, que fue el tercer Papa de la Iglesia, mandó erigir en el lugar de su martirio una memoria beato Petri que marcaba el lugar de su martirio.
El obelisco estuvo en su sitio original hasta 1586, cuando el Papa Sixto V (1585-1590) mandó al arquitecto Doménico Fontana que lo reubicara al centro de la Plaza de San Pedro, de modo que dejó de ser el centro del antiguo circo. La tarea de mover el obelisco, el único que se encuentra en Roma, fue monumental pues el monolito pesa más de 300 toneladas, y para ello, se necesitaron 900 hombres y 75 caballos e incontables poleas y metros de cuerda.
El Papa también mandó grabar en el obelisco una antigua fórmula de exorcismo y en 1817, el obelisco se convirtió en un gnomon, es decir, en un reloj de sol cuando en el piso se incrustaron varios mosaicos de mármol que forman una rosa de los vientos y una meridiana que marcaba con su sombra los movimientos del sol marcando las horas y los solsticios de verano y de invierno, que corresponden a los nacimientos aproximados de San Juan el Bautista y de Jesús, respectivamente.
El lugar donde originalmente estuvo el obelisco tiene una inscripción que dice: Sito dell Obelisco Vaticano fino all Anno MDLXXXVI.
En cuanto a los restos mortales de San Pedro, se sabía que estaban en algún lugar de la Basílica cerca de las osamentas de otros papas y mártires de la Iglesia, pero durante los pontificados de Pío XII y de Paulo VI, al hacer algunos trabajos en las grutas vaticanas, aparecieron indicios de su proximidad y con la ayuda de peritos se ampliaron las excavaciones y aparecieron varios restos humanos que fueron descartados por tratarse de personas jóvenes, pero entre todos, solo uno correspondía a la edad de San Pedro, cuya osamenta se venera en una capilla debajo del Altar Mayor de la Basílica.
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