Hay datos históricos de un primer Evangelio escrito por san Mateo en Arameo, que era el idioma que hablaba Jesús. Desgraciadamente ese Evangelio no llegó a nuestros días, pero sí llegó el Evangelio de san Mateo escrito en Griego, que era el idioma general de aquel tiempo.
¿San Mateo escribió dos Evangelios?, ¿el san Mateo Griego es una traducción del original Arameo?, ¿cada uno de ellos es de diferente autor?
El Mateo griego no parece ser una traducción, por la elegancia y libertad del idioma, que se perderían si el traductor tuviera que aferrarse a un idioma de diferente estructura. Parece, por lo tanto, que fue escrito originalmente en Griego, posiblemente por el mismo san Mateo que escribió el Mateo arameo perdido.
Fue escrito antes del año setenta en Palestina, como lo indica el conocimiento de la región manifestado por el autor.
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Se atribuye a san Mateo, el apóstol, aunque algunos estudiosos lo han atribuido a un “tal Mateo” que se basó en el Mateo griego.
Pero el argumento a favor de que sea el mismo apóstol Mateo el autor se basa en el conocimiento de los hechos y de la geografía que proyecta en el escrito, así como el reflejo de su profesión, publicano, en los textos ya que habla del dinero 32 veces, mientras que Lucas habla 22, Marcos 8 y Juan 2.
Mateo es un nombre en forma griega que traduce la forma hebrea Mattai, que significa “regalo o don de Dios”
Leví Mateo, hijo de Alfeo, era un publicano nacido en Galilea que ejercía su oficio en la gran ciudad de Cafarnaum.
Un publicano era un empleado del gobierno de ocupación, del Imperio Romano, o del gobierno títere de Roma representado por un reyesuelo, Herodes, que empleaba judíos bien pagados para cobrar los odiados impuestos. Lógicamente estos publicanos eran despreciados por todo el pueblo judío y considerados excomulgados del templo.
Así señalados por sus compatridias, nada raro que se juntaran entre ellos o con los romanos paganos para pasar la vida lo mejor posible, de allí sus fiestas y sus excesos. En Mt 9,9-13, encontramos el relato de su vocación por parte de Jesús: Él lo llama desde su mostrador y Leví Mateo, dejándolo todo, lo sigue hasta el fin de sus días.
Se sabe poco de su vida después de la ascensión de Jesús, la Iglesia lo recuerda como mártir y parece que su martirio fue en Persia o en Etiopía. Su fiesta se celebra el 21 de septiembre.
Desde el tiempo de los Padres de la Iglesia (maestros de la fe que la recibieron directamente de los Apóstoles), se aplicó a los cuatro evangelistas la figura de los cuatro seres alados descritos en el Apocalipsis como asistentes al trono de Dios. A san Mateo se le atribuye la figura del hombre alado porque comienza su evangelio con la genealogía de Jesús como hombre.
Se pensó que fue escrito con un sentido apologético (de defensa) contra los judíos, pero más bien fue un instrumento para reafirmar la fe de los hebreos convertidos al cristianismo que en este Evangelio escrito especialmente para ellos veían la realización de las profecías en la persona de Jesús.
Se llaman así los Evangelios de Mateo, Marcos y Lucas. San Juan se escapa de este esquema por su originalidad.
Son sinópticos porque se puede hacer un esquema de los tres, en el que encontramos los mismos hechos relatados de diferente modo.
Es fácil comprender que estos autores respondieron a la necesidad catequética de su época, mientras que Juan actuó con mayor libertad al ser el último en poner por escrito su Evangelio.
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Período de la infancia de Jesús. (Mt 1 y 2) san Mateo comienza su Evangelio con una genealogía de los antepasados de Jesús. Así trata de hacer ver que Jesús es de la tierra y de la raza escogida. Habla de la infancia de Jesús resaltando el cumplimiento de las profecías sobre el Mesías.
Período galileo. (Mt 3 al 18) La preparación inmediata a su vida pública, el inicio de su misión, el sermón de la montaña, los milagros, las parábolas, la instrucción a los apóstoles.
Período de Judéa y Jerusalén. (Mt 19 al 25) El viaje a Jerusalén, entrada solemne a Jerusalén, discursos polémicos en el templo, anuncio de la segunda venida.
La pasión, muerte y resurrección. (Mt 26 al 28) Relato de la cena, de la pasión y muerte, la resurrección, la ascensión y el envío de los apóstoles.
Es el evangelista del mesianismo de Cristo y del reino de los cielos. Resalta los títulos de honor apropiados a Jesús: lo llama Hijo de David, legislador, profeta y taumaturgo (que hace milagros). Mateo demuestra cómo se han cumplido en Jesús las profecías del Antiguo Testamento y lo recalca con la fórmula “para que se cumplieran las escrituras”.
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