La reliquia de la Columna de Flagelación de Jesús es un fragmento de la columna original que formaba parte del pretorio romano. Foto Especial.
El Gobernador de Jerusalén, Poncio Pilato, llevó a juicio a Jesús, a quien luego de interrogarlo y no encontrarlo culpable de un delito que ameritara su muerte, ordenó su flagelación, por lo que los soldados se lo llevaron y lo ataron a una columna en la que lo azotaron, para cumplir con la orden que les dieron.
Instalados en el patio del Pretorio, y luego de atar a Cristo en la Columna de Flagelación, los soldados romanos lo azotaron y se burlaban de Él, haciendo bromas respecto a que se consideraba el rey de los judíos, por lo que le hicieron una corona de espinas que le colocaron en la cabeza.
La flagelación era una tortura muy extendida en la antigua Roma, que se llevaba a cabo con el flagrum, un látigo de puntas afiladas que laceraba la carne del condenado y a la que fue sometido Jesús. ¿Pero, dónde quedó la columna en la que azotaron al Hijo de Dios?
La columna, conocida como la Columna de la Flagelación, en la que, según la tradición cristiana, los soldados romanos azotaron a Jesús antes de su Pasión y Muerte, se conserva como una reliquia venerada en el corazón de Roma, en específico en la Basílica de Santa Práxedes, ubicada a pocos metros de la Basílica de Santa María la Mayor, en el barrio de Esquilino, en Roma.
De acuerdo con fuentes históricas, el cardenal Giovanni Colonna fue el encargado, en el siglo XIII, de trasladar la Columna de la Flagelación desde Jerusalén hasta Roma y colocarla en la Basílica de Santa Práxedes, de la cual era el titular, como símbolo de la Pasión de Cristo y expresión tangible de su sufrimiento redentor.
Cabe destacar que dicho traslado lo realizó el Cardenal durante el periodo de las Cruzadas, en especial durante la Quinta Cruzada, en 1223, una época en la que muchas reliquias se trasladaron a Europa para su conservación y veneración.
De acuerdo con Vatican News, la solemnidad de la Columna de la Flagelación de Jesucristo fue aprobada por la Santa Sede y se celebraba el cuarto domingo de Cuaresma.
La reliquia que se conserva actualmente en la Basílica de Santa Práxedes es un fragmento de la columna original que, según la tradición, formaba parte del pretorio romano donde Jesús fue azotado por orden de Poncio Pilato y tiene las siguientes características:
La Basílica de Santa Práxedes está abierta al público y la entrada es libre, sin embargo se recomienda a los peregrinos y visitantes consultar los horarios de apertura, ya que pueden variar según la temporada o celebraciones litúrgicas.
La reliquia se encuentra al interior de la capilla de San Zenón, conocida también por sus espléndidos mosaicos bizantinos, por lo que es un lugar ideal para la oración, la contemplación y el recogimiento espiritual.
Si bien es cierto que en los Evangelios no se menciona en ningún momento una Columna, en tres de ellos se habla inequívocamente de la flagelación que sufrió Cristo:
En la fe católica, las reliquias son signos concretos que conectan al creyente con la historia de la salvación, por lo que la Columna de la Flagelación no es solo un objeto histórico, sino una memoria viva del sufrimiento de Cristo, que nos recuerda su entrega por amor a la humanidad.
De la misma manera, es una invitación a meditar en el misterio de la Pasión y a unir nuestros propios sufrimientos a los de Jesús, por lo que la veneración de esta reliquia también expresa la dimensión corporal de nuestra fe, donde lo material puede ser medio de gracia cuando está relacionado con la vida de Cristo o de los santos.
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