Carlo Acutis, Madre Carmen, Pier Giorgio Frassati y José Gregorio Hernández, "el médico de los pobres" (de izquierda a derecha). Foto: Especial
Al morir, el Papa Francisco dejó tareas pendientes, entre ellas algunas canonizaciones de beatos, las cuales ahora el Papa León XIV deberá llevar a cabo para elevarlos a los altares de la Iglesia Católica.
El martes 21 de mayo, el Vaticano dio a conocer el calendario de actividades de junio que el Santo Padre presidirá y entre ellas destaca un Consistorio Ordinario Público (reunión formal del Colegio Cardenalicio, convocada por el Papa, que se realiza de forma solemne para se utilizan para anunciar decisiones importantes sobre la Iglesia o la Curia), para la votación de algunas Causas de Canonización.
Es importante destacar que el compromiso del Papa Francisco, quien falleció el 21 de abril, de reconocer a figuras ejemplares de la fe que han dejado un legado significativo en la historia de la Iglesia —especialmente en situaciones de persecución y como testimonio de vida cristiana— abarca a más de 800 personas que fueron canonizadas durante su pontificado.
Esta es una lista de nueve beatos que están a la espera de su canonización, de acuerdo con información de Vatican News.
Carlo Acutis, conocido como el “ciberapóstol de la Eucaristía” o el “influencer de Dios”, probablemente sea una de las canonizaciones más esperadas para 2025. Se contemplaba que subiera a los altares el 27 de abril de ese año, durante el Jubileo de los Adolescentes, sin embargo, tras el fallecimiento del Papa Francisco, el 21 de abril de 2025, la celebración fue pospuesta hasta nueva fecha.
Este joven italiano utilizó su pasión por la informática para evangelizar a través de un sitio web que documentaba milagros eucarísticos alrededor del mundo y que creó antes de su pronta muerte, a los 15 años, por leucemia.
La beatificación de Carlo Acutis fue una de las más rápidas aprobadas por la Iglesia católica, ya que solo transcurrieron 14 años desde su fallecimiento hasta su beatificación. El proceso fue iniciado por el cardenal Angelo Scola en la arquidiócesis de Milán el 13 de mayo de 2013.
El 6 de abril de 2019, el cuerpo del joven fue trasladado a Asís y depositado en la iglesia de Santa María Maggiore, en el santuario della Spogliazione. Desde entonces, su cuerpo ha permanecido expuesto al público. Aunque en 2024 casi un millón de personas visitaron su tumba, se espera que con su canonización el número de peregrinos se dispare.
El Papa Francisco, desde su convalecencia en el Hospital Gemelli debido a una neumonía bilateral, autorizó el 25 de febrero de 2025 la canonización de José Gregorio Hernández, conocido como “el médico de los pobres” y considerado el primer santo de Venezuela.
El legado de José Gregorio tiene una profunda presencia en el pueblo venezolano, que desde hace años esperaba con fe la noticia de su canonización. Apodado “el santo de los pobres”, ingresó en la Tercera Orden Regular de San Francisco, comprometiéndose desde entonces a ayudar a los más necesitados. Posteriormente, ingresó en la Cartuja de Farneta, en Lucca, pero debido a problemas de salud, abandonó la comunidad a los nueve meses y regresó a Caracas.
Luego, comenzó su preparación para el sacerdocio. Sin embargo, mientras estudiaba en el Colegio Pío Latinoamericano en Roma, sufrió una pleuresía y un principio de tuberculosis, lo que lo llevó a regresar a Venezuela para dedicarse definitivamente a la medicina y, sobre todo, a atender a los más pobres.
En junio de 1919, al salir de una farmacia en Caracas, donde había comprado medicinas para un anciano paciente, fue atropellado por un coche y falleció posteriormente en el hospital.
Otra de las canonizaciones esperadas era la de Carmen Elena Rendiles Martínez, religiosa y fundadora de las Siervas de Jesús en Venezuela. Ella dedicó su vida con amor al servicio en parroquias y colegios, especialmente atendiendo a los más necesitados.
La Madre Carmen Rendiles nació el 11 de agosto de 1903 en Caracas. La causa de su canonización estuvo vinculada a un milagro atribuido a su intercesión. En 2015, una joven venezolana fue diagnosticada con hidrocefalia triventricular idiopática, lo que requirió múltiples intervenciones quirúrgicas y hospitalizaciones. La salud de la joven empeoraba, hasta que, en un acto de fe, una tía de la paciente rezó ante la tumba de Madre Carmen en la capilla del Colegio Belén en Caracas. En ese momento, la joven comenzó a experimentar una mejoría inexplicable: empezó a caminar y a comunicarse, y su recuperación fue completa y duradera.
El Papa Francisco, a través de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, aprobó el decreto del milagro que permitirá la canonización de la beata Carmen Elena Rendiles Martínez, convirtiéndola en la segunda santa venezolana, después del médico José Gregorio Hernández.
El 24 de febrero el Papa Francisco, autorizó la canonización del Beato Bartolo Longo, un abogado italiano que se convirtió en un destacado promotor de la devoción mariana. En su juventud, se dedicó al espiritismo, pero tras atravesar una profunda crisis y sufrimiento, experimentó una conversión a la fe católica, influenciado por su devoción al Santo Rosario.
Fundador del Santuario de la Virgen del Rosario en Pompeya, nació en Latiano, Italia, el 10 de febrero de 1841, y falleció en Pompeya, Italia, el 5 de octubre de 1926. Fue declarado beato por el Papa San Juan Pablo II el 26 de octubre de 1980.
La coronilla de cincuenta Avemarías, con la súplica a la Virgen escrita por Bartolo Longo en 1883 y difundida mundialmente, es una “dulce cadena” que nos conecta con Dios. Esta invocación confiada a María une a los fieles en una oración coral. Longo, dedicado a los pobres y los últimos, ejemplifica esa Iglesia en salida que Francisco promovió.
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Coincidiendo con el Jubileo de la Juventud, Pier Giorgio Frassati, beatificado en 1990, su canonización estaba prevista para el 3 de agosto de 2025, pero se aplazará hasta nuevo aviso. Nació en Turín en 1901. Frassati dedicó su vida al servicio de los pobres y es recordado por su entusiasmo por el alpinismo, así como por su compromiso social y político en defensa de los valores cristianos.
Una lesión en el tendón de Aquiles fue lo que llevó al joven italiano a los altares. En 2017, el seminarista Juan Gutiérrez sufrió una grave lesión que amenazaba con requerir cirugía y una larga recuperación. Sin embargo, tras rezar una novena al beato, experimentó una curación milagrosa que sorprendió a todos. Años después, su historia llegó al Vaticano, iniciando una investigación sobre este milagro.
El 31 de marzo de 2025, el Papa Francisco aprobó varios decretos del Dicasterio para las Causas de los Santos, entre los cuales se incluyó la canonización del Obispo de Mardin de los armenios, Ignatius Choukrallah Maloyan, quien fue martirizado en 1915 durante el genocidio armenio.
Ignatius Maloyan nació en 1869 en Mardin, en la actual Turquía. Desde muy joven, mostró una profunda inclinación por la oración. En 1883, ingresó en el convento de Bzommar, en Líbano, sede del Instituto del Clero Patriarcal Armenio. Fue ordenado sacerdote en 1896 y adoptó el nombre de Ignacio. Posteriormente, fue enviado a Alejandría, en Egipto, donde se destacó por su predicación en árabe y turco, además de dedicarse al ministerio parroquial y al estudio de los textos sagrados.
Fue nombrado vicario patriarcal en El Cairo, continuando su labor pastoral con los armenios, aunque al año siguiente regresó a Alejandría debido a problemas oculares. Luego, fue llamado a Constantinopla por el Patriarca Boghos Bedros XII Sabbagghian, quien le confió su secretaría personal. Sin embargo, en julio de 1904, volvió a Alejandría para recibir tratamiento y seguir con su apostolado. Seis años después, fue nombrado Vicario Patriarcal de Mardin. En 1911, participó en el Sínodo de obispos armenios convocado en Roma para analizar la situación en Turquía tras la llegada al poder del movimiento de los Jóvenes Turcos. En esa ocasión, fue elegido arzobispo de Mardin.
Peter To Rot también es un beato que dejó pendiente de canonizar el Papa Francisco. Originario de la isla de Rakunai – Rabaul, en la actual Papúa Nueva Guinea, fue un catequista, que vivió en el siglo pasado, también mártir, asesinado por haber continuado su apostolado a pesar de la prohibición impuesta por los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial.
Criado en el seno de una familia numerosa, recibió una educación cristiana y se hizo catequista. Se dedicó al servicio pastoral con humildad y solicitud, movido también por una gran caridad hacia el prójimo: se desvivió por los pobres, los enfermos y los huérfanos.
A los 23 años se casó con Paula La Varpit, con la que tuvo tres hijos. Cuando los japoneses ocuparon Papúa Nueva Guinea durante la Segunda Guerra Mundial, todos los misioneros fueron encarcelados, pero en un principio no se impidió su actividad pastoral. Peter, por tanto, se limita a lo permitido para no abandonar a la comunidad cristiana, prosigue la catequesis y prepara a las parejas para el matrimonio, luego se ve obligado a restringir sus actividades, que finalmente son todas prohibidas.
El 27 de enero de 2025, el Vaticano confirmó la canonización de la beata italiana Vincenza María Poloni, por el milagro que involucró a una mujer chilena, residente de Los Ángeles, en 2014. Ella se recuperó de una grave enfermedad, por la cual estaba prácticamente desahuciada.
Vincenza María Poloni, cuyo nombre era Luigia Francesca María, nació en Verona el 26 de enero de 1802. Creció en una familia muy religiosa y dedicó su vida a cuidar a los más débiles y necesitados. Inspirada por su director espiritual, Carlo Steeb, decidió entregarse por completo al servicio de los ancianos y enfermos crónicos. En 1840, junto con otras compañeras, fundó el Pio Ricovero en su ciudad natal, que con el tiempo se convirtió en el Instituto de las Hermanas de la Misericordia. La comunidad fue tomando forma y estilo propios, y ella misma redactó la regla, guiada por su experiencia junto a enfermos, ancianos y huérfanos, que reflejaba su carisma y amor por los más vulnerables. Vincenza María falleció el 11 de noviembre de 1855 y fue beatificada en Verona el 21 de septiembre de 2008.
Fue beatificada en noviembre de 2012 durante el pontificado de Benedicto XVI. Nacida en Corteno Golgi, Italia en 1883, de familia humilde, participó activamente en su parroquia. Atraída por la espiritualidad salesiana, ingresó en las Hijas de María Auxiliadora, haciendo su primera profesión en 1908 y votos perpetuos en 1914. Durante la Primera Guerra Mundial, fue enfermera de la Cruz Roja en el frente. En 1922, fue enviada a Ecuador, donde construyó un hospital, atendió a los pobres y promovió la formación de la mujer. Murió en un accidente aéreo en 1969, cuando se dirigía a Quito para ejercicios espirituales.
En 2015, un milagro facilitó su canonización: un carpintero de Morona Santiago, víctima de un grave accidente, fue curado tras invocar su intercesión. Después de estar en coma, soñó que Sor María Trocantti le curaba, y poco a poco mejoró hasta poder hablar, caminar y volver a trabajar al año siguiente.
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