Los Evangelios narran varios milagros que realizó Jesús a favor de la salud de la gente: curó ciegos, paralíticos, leprosos y resucitó muertos; además, mandó a sus discípulos a que hicieran lo mismo y así ocurrió desde el mismo día de Pentecostés. Más allá de la salud física, Jesús también veló por la vida espiritual y como ejemplo, podemos citar que expulsó demonios.
Es de comprender que María, su madre, así como influyó para que su Hijo realizara su primer milagro público en las Bodas de Caná, haya también mediado en la salud de los enfermos, como en México lo haría después bajo la advocación de la Virgen de Guadalupe. La historia refiere que el tío de San Juan Diego, Bernardino, fue curado de sus males al momento de la cuarta aparición.
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La Virgen María, también, en Lourdes, Francia, hizo que el manantial que brotó donde hoy está su santuario, fuera un vínculo para que muchos enfermos recuperaran la salud, y a partir de los testimonios de Bernadette Soubirous, la vidente, la Virgen es considerada como patrona de los enfermos. Igual ocurrió en las apariciones de Fátima, donde tuvieron lugar varios milagros de sanación.
Así, pues, existe la advocación mariana de Nuestra Señora de la Salud. La Letanía del Santo Rosario lo afirma con las frases “salud de los enfermos y consoladora de los afligidos”, y no hay santuario en el mundo en los que algún enfermo suplique por el don de la salud.
La historia refiere que, en 1665, en Sevilla, Simón del Toro y Bartolomé de la Peña encontraron una pequeña imagen de la Virgen cerca de un pozo en la entrada de la ciudad, razón por la que primero fue llamada Nuestra Señora de la Fuente de la Salud, y aunque de momento la imagen quedó bajo la custodia de los franciscanos, le construyeron una capilla a donde la trasladaron en 1673. Ella es Patrona de Córdoba, España.
En Alcantarilla, en Murcia, España, ella es patrona de la región y su historia data de 1545, cuando había una pequeña capilla destinada a la Divina Infantita, y que cambió de nombre a Nuestra Señora de la Salud a finales del siglo XVII, a raíz de una epidemia de peste amarilla que asoló a la población, y que solo desapareció luego de que la gente se encomendara a Ella.
Existe otro antecedente del siglo XVII, y su escenario es Venecia, donde está la Basílica de Santa María de la Salud, que se empezó a construir en 1631, tras haber padecido una epidemia que cobró la vida de más de 80 mil personas en la ciudad.
Si tomamos en cuenta estas fechas, podemos ver que son tardías a la designación que hizo Vasco de Quiroga, quien nació en el reino de Castilla, y fue quien introdujo y promovió esta advocación en México, en 1539, al crear su actual basílica en Michoacán, y en donde se venera esta imagen.
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