Hay santos cuya importancia trasciende a los siglos y aportan a la sociedad valores en el plano civil, como es el caso de Josefina Margarita Afortunada (1869-1947) o santa Josefina Bakhita, quien nació en Sudán, África.
En el año 2000 fue declarada santa por el Papa san Juan Pablo II, es patrona de Sudán y considerada intercesora por las víctimas de trata de personas.
Ella fue apresada por traficantes árabes de esclavos en 1877, cuando tenía entre 7 y 8 años de edad, la experiencia fue traumática y olvidó su nombre y el de sus familiares. Sus secuestradores la llamaron Bakhita, que significa afortunada. La obligaron a caminar descalza 960 kilómetros hasta la ciudad de El-Obeid donde la vendieron.
Durante años pasó de amo en amo -en total tuvo cinco- vivió golpes, maltratos, humillaciones y fue convertida por la fuerza al Islam.
Su último amo fue el diplomático Callisto Legnani quien siempre la trató bien y nunca la golpeó. Por eso cuando él tuvo que regresar a su país, Bakhita buscó irse con él, en 1884 llegaron al puerto de Génova, Italia, donde cambió la vida de la futura santa.
Ahí se vuelve la niñera de Alice, hija del matrimonio Michieli, amigos de los Leganini, y a partir del 29 de noviembre de 1888, ambas son dejadas al cuidado de las Hermanas Canossianas de Venecia, pues los Michieli tuvieron que partir rumbo a África.
Con las hermanas conoció a Jesús. “Estas santas madres me instruyeron con heroica paciencia y me presentaron a ese Dios desde pequeña había sentido en mi corazón sin saber quién era”, escribió años después en su autobiografía.
En Italia finalmente logró su libertad por medio de un largo proceso judicial. Convertida al cristianismo por voluntad propia, profesó como monja hasta su muerte.
El 9 de enero de 1890 ella fue bautizada con el nombre de Josefina Margarita Afortunada y el mismo día recibió la santa comunión de manos del arzobispo Giuseppe Sarto, Cardinal Patriarca de Venecia y futuro Papa Pío X.
En diciembre de 1893 , Bakhita entró al noviciado de las Hermanas Canossianas y el 8 de diciembre de 1896 emitió sus votos, acogida por el Cardenal Sarto.
Fue asignada al convento en Schio, provincia de Vicenza, en el norte de Italia, donde pasó el resto de su vida. Ella falleció el 8 de febrero de 1947 y sus restos están depositados en la Iglesia de la Sagrada Familia del convento canossiano de Schio donde fueron colocados en 1969.
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