En México muchas familias buscan cumplir con el Bautismo y lo viven de una manera importante; sin embargo, con frecuencia se cae en excesos debido a la falta de preparación como católicos. Para saber cómo prepararnos correctamente frente a este sacramento hay que considerar lo siguiente:
En ocasiones se vive el Bautismo como un evento aislado del proceso de crecimiento cristiano y sin repercusiones en la vida futura. Muchos son bautizados sólo para salir del paso o para cumplir con el compromiso social; otros más suelen caer en el elitismo y prefieren las celebraciones individuales en casas, jardines o restaurantes sin realizar el menor esfuerzo para recibir tan importante sacramento.
La Iglesia pide que quien será padrino de Bautismo sea capaz de acompañar a su ahijado por el camino de la fe, que sea un verdadero creyentes, que sepa aconsejarlo y animarlo a vivir cristianamente. Los papás, por su parte, contraen la obligación de educar a su hijo en la fe, para que, guardando los mandamientos divinos, amen a Dios y su prójimo, como Cristo nos enseñó. Tanto los padres como los padrinos deben asistir a encuentros de formación intensiva para el Bautismo, son las llamadas “pláticas pre-bautismales”.
De ningún modo se debe celebrar el sacramento del Bautismo en otro lugar que no sea el templo, sólo en excepción y por motivos de emergencia. La importancia del templo reside en la dignidad del lugar y la relevancia del Sacramento. De igual manera, el templo es la casa de Dios a donde será presentado al nuevo miembro de la Iglesia Universal. A los ojos de Dios, la Iglesia local representa a la Iglesia universal y se compromete a desarrollar la fe en el recién bautizado.
La Iglesia pide que la celebración comunitaria del Bautismo sea la forma ordinaria de realizarlo, y sólo por excepción, por causa justa, se podrán hacer bautismos individuales. Nunca se ofrecerá ni se aceptará la posibilidad de la celebración individual por el hecho de recibir un estipendio.
La vestidura que se impone a los recién bautizados debe ser blanca porque éste es signo de haber resucitado con Cristo; es decir, han sido transformados en una nueva creatura y se han revestido de Cristo. La vestidura blanca también es símbolo de la nueva dignidad de Cristianos que debe conservarse sin mancha hasta la vida eterna con la ayuda de los consejos y ejemplos familiares. Por desgracia, este símbolo ha sido mal comprendido por muchas personas que buscan un vestido vistoso para el niño. Vestirlos de santos, de Papa o de colores (aún de manta color beige) desvirtúa el sentido del sacramento.
La luz del cirio es símbolo de que el niño ha sido iluminado por Cristo, y caminará siempre como hijo de la Luz, perseverando en la fe para salir al encuentro del Señor, con todos los santos, cuando venga el final de los tiempos.
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