Marta, María y Lázaro fueron muy cercanos a Jesús y son mencionados en los Evangelios. Pintura: Fray Gabriel Chávez de la Mora, foto: María Langarica
Este 29 de julio de 2021 será la primera vez que la Iglesia Católica celebre a los Santos Marta, María y Lázaro.
El Evangelio de Lucas (10, 40-41) habla de que Jesús visitó en Betania, un pueblo que está en las afueras de Jerusalén, y se hospedó al menos tres veces en la casa de Lázaro y sus hermanas María y Marta.
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En la casa de Betania, el Señor Jesús experimentó el espíritu familiar y la amistad de Marta, María y Lázaro, y por eso el Evangelio de Juan afirma que los amaba. Marta le ofreció generosamente hospitalidad, María escuchó atentamente sus palabras y Lázaro salió rápidamente del sepulcro por mandato de Aquél que ha humillado a la muerte.
Los Santos Marta, María y Lázaro.
El Evangelio de San Lucas (10, 40-41) narra la relación de las dos hermanas: una trabajaba en los quehaceres de la casa, posiblemente preparando la comida, la otra permanecía sentada al lado de Jesús, atendía a sus enseñanzas y le brindaba su compañía. Entonces, Marta le dijo al Maestro: “Señor, ¿no ves que mi hermana deja que todo lo haga yo? Dile que me ayude. –Marta, Marta –le respondió- te agitas y te inquietas por demasiadas cosas, mientras que solo una es necesaria. María escogió la mejor parte y nadie se le quitará”.
En otro pasaje evangélico, Marta le reprochó a Jesús el haber llegado tarde cuando murió Lázaro, a quien resucitó. Le dijo: “Si hubieras estado allí, mi hermano no hubiera muerto”, a lo que Jesús le respondió (Jn 11, 26): “Yo soy la resurrección y yo soy la vida; quien pone en mí su fe no conocerá nunca la muerte.” Ambos evangelios aportan grandes enseñanzas de Jesús para los fieles y con frecuencia son citados en las prédicas.
Se piensa que después de la muerte de Jesús, Santa Marta fue a Francia donde nació se veneración en tiempos de las cruzadas; en aquellos años se divulgó la creencia de que toda la familia de Betania se fue a vivir a Provenza, en este país, y la razón de esta migración fue la persecución religiosa que tuvo lugar después del martirio de San Esteban, quien murió lapidado. La tradición señala que Santa María se fue a Sainte Beaurme y Lázaro a Marsella; María a la Tarascon.
Presuntamente sus reliquias fueron halladas en 1187 y se construyó una iglesia para venerarlas en 1197.
Con información de Vatican News
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