El sábado 3 de abril de 2022, el Papa Francisco inició en Malta su 36° viaje apostólico internacional en la isla en la que san Pablo comenzó su labor evangelizadora tras un naufragio, como se relata en los Hechos de los Apóstoles.
Al tocar suelo maltés, el Pontífice fue recibido por el Presidente de la República, George William Vella y su esposa. Dos niñas vestidas con trajes típicos le ofrecieron flores. Como de costumbre, se presentaron las delegaciones de ambos países y se escucharon los himnos.
Más tarde, tras un encuentro privado con el presidente, el Santo Padre se dirigió al Palacio del Gran Maestre en La Valeta, capital de Malta, donde pronunció un discurso a las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático.
Ahí, el Pontífice llamó a Malta “el corazón del Mediterráneo” y puntualizó que “no es casual que en las representaciones cartográficas del Mediterráneo la rosa de los vientos -un símbolo que marca el horizonte y los cuatro puntos cardinales- se colocara a menudo cerca de la isla de Malta”.
Por último, el Papa Francisco culminó la primera jornada con un emotivo encuentro de oración celebrado en el santuario de Ta’ Pinu, ubicado en la isla maltesa de Gozo, un lugar de gran piedad para este pueblo, reconocido y visitado por varios Pontífices, entre ellos Juan Pablo II y Benedicto XVI.
Durante su recorrido pudo apreciar y sentir el cariño de los malteses.
Siguiendo los pasos de sus predecesores, Francisco visitó la capilla del santuario y rezó allí la oración de las “Tres Ave María” ante la imagen de la Virgen entregándole como obsequio una rosa de oro, un regalo exclusivo de los Papas para expresar reverencia a la Madre de Dios.
En el segundo y último día de su visita, el Papa Francisco rezó en la Gruta de San Pablo en Rabat, allí donde el Apóstol de los Gentiles predicó, bautizó y sanó enfermos mostrando el Evangelio de Cristo a quienes no lo conocían.
Oró ante la imagen del apóstol y entre cantos corales, el Santo Padre firmó el Libro de Honor: “En este lugar sagrado, que conmemora a San Pablo, Apóstol de las Gentes y padre en la fe de este pueblo, doy gracias al Señor y le pido que conceda siempre a los malteses el Espíritu de consuelo y el ardor del anuncio”.
Luego, Francisco saludó a varios líderes religiosos, antes de dirigirse al interior de la Basílica de San Pablo para reunirse con enfermos y pacientes asistidos por Cáritas.
Ante la presencia de unas 20 mil personas, entre ellas representantes de las Iglesias cristianas y de otras confesiones religiosas, el Santo Padre presidió la misa en la Plaza de los Graneros en Floriana, Malta. Este sitio está ubicado fuera de las murallas de La Valletta, capital de Malta, y preside la Iglesia de San Publio, considerado el primer obispo de Malta y quien, según la tradición, acogió en la Isla al Apóstol Pablo náufrago.
Ahí habló sobre el pasaje de la mujer adúltera, correspondiente a la lectura del Evangelio y sobre la importancia de seguir a Jesús con palabras y acciones.
Posteriormente presidió el rezo del Ángelus.
Y luego se reunió con migrantes del centro “Juan XXIII Peace Lab”, ubicado en el vecindario maltés de Hal Far.
Tras agradecer al padre Dionisio, director del centro y a dos migrantes, Daniel y a Siriman, que compartieron sus testimonios en representación de todos los que se ven obligados a dejar su patria; Francisco les expresó nuevamente su cercanía:
“Desde el día que fui a Lampedusa, nunca los he olvidado. Los llevo siempre en el corazón y están siempre presentes en mis oraciones”, aseveró.
Daniel Jude Oukeguale es un artista de origen nigeriano que tuvo que escapar de la violencia de su país hace cinco años, para hacerlo tuvo que trabajar para traficantes, hacer seis viajes a bordo de embarcaciones improvisadas y aún soporta el dolor de recordar a compañeros que cayeron al mar y que no pudo salvar. Fue en el centro de detención de Ain Zara, en Libia, que descubrió su amor al arte cuando pudo pintar un cuadro en la pared. Malta es ahora su casa y hogar de esperanza.
Al final, el Santo Padre encendió una vela a la Virgen María por los migrantes de todo el mundo.
Posteriormente fue la ceremonia de despedida en el aeropuerto internacional, al igual que a su llegada, el Papa Francisco se reunió brevemente con el Presidente de la República, George William Vella y su esposa, en el Salón Presidencial y el Salón Ministerial Cip. A continuación, el saludo de las respectivas delegaciones, y luego el saludo a la isla que le acogió durante unas cuarenta y ocho horas, Francisco es el tercer Pontífice que la visita.
Con información de Vatican Media.
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