El Papa Francisco hizo un llamado a los organismos de la Iglesia encargados de la protección de los menores para avanzar en “la erradicación de la lacra” de los abusos sexuales en contra de niñas, niños, adolescentes y adultos vulnerables en todos los ámbitos de la sociedad.
A través de un mensaje dirigido a los participantes del III Congreso Latinoamericanos “Vulnerabilidad y abuso: Hacia una mirada más amplia de la prevención”, organizado por el Centro de Protección de Menores (CEPROME), Su Santidad los invitó nuevamente a ver esta problemática con los ojos de Dios y a entablar un diálogo con Él para que los guíe y les ayude a terminar con ella.
“En orden a la prevención, nuestros trabajos tienen que mirar sin duda a erradicar las situaciones que protegen a quien se escuda en su posición para imponerse al otro de forma perversa, pero también a comprender por qué es incapaz de relacionarse con los demás de forma sana.
“Del mismo modo, no puede ser indiferente la razón por la que algunos aceptan ir contra la propia conciencia, por temor, o se dejan engatusar con falsas promesas, sabiendo en el fondo de su corazón que están en el camino equivocado”, señaló en su mensaje el Papa Francisco.
En su mensaje, leído por el cardenal Sean O’Malley, presidente de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores, el Papa Francisco señaló que es fundamental humanizar las relaciones en cualquier sociedad, incluida la Iglesia, lo que supone trabajar con denuedo para formar personas maduras, coherentes, que, firmes en su fe y en sus principios éticos, sean capaces de afrontar el mal.
“Una sociedad que no esté basada en esos presupuestos de entereza moral será una sociedad enferma, con relaciones humanas e institucionales pervertidas por el egoísmo, la desconfianza, el miedo y el engaño”, aseveró el Papa Francisco a los más de 320 participantes en el evento que se realiza en la ciudad de Panamá, Panamá.
Por otra parte, el Papa Francisco indicó que Dios nos llama a realizar un cambio de mentalidad absoluto sobre nuestra concepción de las relaciones, privilegiando al menor, al pobre, al servidor y al ignorante, sobre el mayor, el rico, el amo y el letrado, “en base a la capacidad de acoger la gracia que nos viene dada por Dios”.
“Ver la propia flaqueza como una excusa para dejar de ser personas cabales y cristianos enteros, incapaces de asumir el control de su destino, creará personas infantiles, resentidas, y en modo alguno representa la pequeñez a la que Jesús nos invita”, aseguró el Papa Francisco al referirse a quienes comenten abusos en contra de los menores .
“Por el contrario”, concluyó el Papa Francisco, “la fortaleza de aquel que, como san Pablo, se gloría en sus debilidades y confía en la gracia del Señor es un don que hemos de pedir de rodillas para nosotros y para los demás. Con ella, podremos afrontar las contradicciones de la vida y dar una contribución al bien común en la vocación a la que hayamos sido llamados”.
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