El Papa Francisco pidió a los enfermos que padecen una enfermedad, temporal o crónica, no avergonzarse de ella ni considerarse una carga para los demás, mucho menos de tener un deseo de cercanía o ternura para poder enfrentar su padecimiento.
Al dar a conocer su mensaje para la XXXII Jornada Mundial del Enfermo, a celebrarse el próximo 11 de febrero, el Papa Francisco aseguró que la condición de los enfermos nos invita a todos a frenar los ritmos exasperados en los que estamos inmersos para atender a quienes padecen.
“A ustedes que padecen una enfermedad, temporal o crónica, me gustaría decirles: ¡no se avergüencen de su deseo de cercanía y ternura! No lo oculten y no piensen nunca que son una carga para los demás. La condición de los enfermos nos invita a todos a frenar los ritmos exasperados en los que estamos inmersos y a redescubrirnos a nosotros mismos”, aseguró.
En su mensaje dirigido a los enfermos y titulado “No conviene que el hombre esté solo”, el Papa Francisco aseveró que el primer cuidado del que tenemos necesidad en la enfermedad es el de una cercanía llena de compasión y ternura, porque si hemos venido al mundo es porque “hemos sido hechos para el amor, estamos llamados a la comunión y a la fraternidad”.
“Por eso, cuidar al enfermo significa, ante todo, cuidar sus relaciones, todas sus relaciones; con Dios, con los demás —familiares, amigos, personal sanitario—, con la creación y consigo mismo. ¿Es esto posible? Claro que es posible, y todos estamos llamados a comprometernos para que sea así”, aseguró el Santo Padre.
De la misma manera, en el mensaje con motivo de la XXXII Jornada Mundial de los Enfermos el Papa Francisco apuntó que en este cambio de época en el que vivimos los cristianos estamos especialmente llamados a “hacer nuestra la mirada compasiva de Jesús”.
Para ello, continuó Su Santidad, debemos cuidar a quienes sufren y están solos, e incluso marginados y descartados, y con el amor recíproco que Cristo Señor nos da en la oración, sobre todo en la Eucaristía, sanemos las heridas de la soledad y del aislamiento. “Cooperemos así a contrarrestar la cultura del individualismo, de la indiferencia, del descarte, y hagamos crecer la cultura de la ternura y de la compasión”.
“Los enfermos, los frágiles, los pobres están en el corazón de la Iglesia y deben estar también en el centro de nuestra atención humana y solicitud pastoral. No olvidemos esto. Y encomendémonos a María Santísima, Salud de los Enfermos, para que interceda por nosotros y nos ayude a ser artífices de cercanía y de relaciones fraternas”, concluyó el Papa Francisco.
Da clic en el link para leer completo el mensaje del Papa para la XXXII Jornada Mundial del Enfermo.
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