A continuación, encontrarás algunas frases inolvidabes de Joseph Ratzinger, el Papa Benedicto XVI, quien falleció este sábado 31 de diciembre a las 9:34 horas (tiempo de Roma) a la edad de 95 años.
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El Papa Benedicto XVI pasará a la historia como uno de los grandes filósofos y teólogos del siglo XX, pero también por haber sido uno de los pocos Papas en renunciar al ministerio petrino en los dos mil años de historia de la Iglesia.
Estas son algunas de las frases más importantes de su etapa como Sumo Pontífice, pero también como cardenal y profesor.
El 19 de abril de 2005, tras el fallecimiento de Juan Pablo II, el Cónclave eligió a Joseph Ratzinger como nuevo pontífice de la Iglesia, quien eligió el nombre de Benedicto XVI. Estas fueron sus primeras palabras desde el balcón central de la Basílica Vaticana:
“Después del gran Papa Juan Pablo II, los señores cardenales me han elegido a mí, un simple y humilde trabajador de la viña del Señor. Me consuela el hecho de que el Señor sabe trabajar y actuar incluso con instrumentos insuficientes, y sobre todo me encomiendo a vuestras oraciones”.
Algunos días después de ser elegido Papa, el Santo Padre Benedicto XVI rememoró ante los peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro, los momentos que vivió previo a su elección. Un momento de duda, de la que salió rápidamente al recordar el gran ejemplo de valentía, generosidad y amor a Dios, de su predecesor Juan Pablo II.
“Cuando, lentamente, el desarrollo de las votaciones me permitió comprender que, por decirlo así, la guillotina caería sobre mí, me quedé desconcertado. Creía que había realizado ya la obra de toda una vida y que podía esperar terminar tranquilamente mis días. Con profunda convicción dije al Señor: ¡no me hagas esto! Tienes personas más jóvenes y mejores”.
Como es sabido, desde antes de su pontificado, Joseph Ratzinger ya era considerado uno de los grandes filósofos y teólogos del siglo XX, especialmente preocupado por cuestiones como la relación entre la fe y la razón. Esta es una de sus frases más famosas, aunque nunca la pronunció en público, sino que la escribió en un artículo de la Revista Communio.
“Debemos esforzarnos hacia un nuevo diálogo de este tipo entre fe y filosofía, porque ambas se necesitan recíprocamente. La razón no se salvará sin la fe, pero la fe sin razón no será humana”.
Curiosamente, uno de los mensajes más bellos que se recuerdan de Benedicto XVI no fue emitido en su pontificado sino unos días antes de ser elegido, el 8 de abril de 2005, cuando el cardenal Ratzinger presidió la Misa de Exequias de Juan Pablo II:
“Podemos estar seguros de que nuestro amado Papa está ahora en la ventana de la casa del Padre, nos ve y nos bendice. Sí, bendíganos, Santo Padre. Confiamos tu querida alma a la Madre de Dios, tu Madre, que te ha guiado cada día y te guiará ahora a la gloria eterna de su Hijo, Jesucristo Señor nuestro”.
En su viaje apostólico a Madrid con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud, en agosto de 2011, el Papa Benedicto llamó a los jóvenes a no conformarse con menos que Cristo:
La fe no se opone a vuestros ideales más altos, al contrario, los exalta y perfecciona. Queridos jóvenes, no se conformen con menos que la Verdad y el Amor, no se conformen con menos que Cristo.
“No se puede encontrar a Cristo y no darlo a conocer a los demás. Por tanto, no se guarden a Cristo para ustedes mismos. Comuniquen a los demás la alegría de su fe. El mundo necesita el testimonio de su fe, necesita ciertamente a Dios”.
Esta bella frase, también fue pronunciada por el Santo Padre en aquella Jornada de la Juventud, en Madrid, España.
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En su último discurso en territorio mexicano, el Papa Benedicto XVI dejó un bello mensaje al pueblo de México, que nos recordaba el famoso ‘México, siempre fiel’, de Juan Pablo II:
“Deseo reiterar con energía y claridad un llamado al pueblo mexicano a ser fiel a sí mismo y a no dejarse amedrentar por las fuerzas del mal, a ser valiente y trabajar para que la savia de sus propias raíces cristianas haga florecer su presente y su futuro”.
En ese mismo viaje, durante un encuentro con niño en Guanajuato, el Papa reveló el secreto de la auténtica felicidad:
“Dios quiere que seamos siempre felices. Él nos conoce y nos ama. Si dejamos que el amor de Cristo cambie nuestro corazón, entonces nosotros podremos cambiar el mundo. Ese es el secreto de la auténtica felicidad”.
En una entrevista concedida al diario italiano La Reppublica, en noviembre de 2006, el Papa Ratzinger explicó cuál es la verdadera laicidad, muy diferente al laicismo, que consideraba una ideología contraria al cristianismo:
“La laicidad justa es la libertad de religión. El Estado no impone una religión, sino que deja espacio libre a las religiones con una responsabilidad hacia la sociedad civil, y por tanto, permite a esas religiones que sean factores en la construcción de la vida social”.
El 28 de mayo de 2006 el Papa Benedicto visitó el campo de concentración de Auschwitz, donde emitió uno de sus mensajes más sentidos.
“En un lugar como este, las palabras fallan; al final, solo puede haber un silencio seco, un silencio que en sí mismo es un grito de corazón a Dios: ¿Por qué, Señor, permaneciste en silencio? ¿Cómo pudiste tolerar esto?”.
En su pontificado, el Papa Benedicto XVI enfrentó el escándalo de los abusos sexuales al interior de la Iglesia, y puso las bases para una política de tolerancia cero ante estos crímenes. En el avión que lo llevó a Portugal, en 2005, habló al respecto:
“La persecución más grande a la Iglesia no procede de enemigos externos, sino que nace del pecado en la Iglesia. Y por lo tanto, la Iglesia tiene una profunda necesidad de reaprender la penitencia, aceptar la purificación, aprender el perdón pero también la necesidad de justicia. El perdón no sustituye la justicia”.
El Papa Benedicto, ya en el retiro, escribió una carta al Prefecto de la Secretaría para la Comunicación, con ocasión de la presentación de la colección “La Teología del Papa Francisco”, en la que dejó en claro su postura frente a quienes aseguran que su pontificado y el de su sucesor, están contrapuestos.
“Celebro esta iniciativa que quiere oponerse y reaccionar al necio prejuicio, según el cual el Papa Francisco sería sólo un hombre práctico, que carece de particular formación teológica o filosófica, al tiempo, que yo habría sido únicamente un teórico de la teología, que hubiera comprendido poco sobre la vida concreta de un cristiano de hoy. Los pequeños volúmenes – muestran con razón que el Papa Francisco es un hombre de profunda formación filosófica y ayudan, por lo tanto, a ver la continuidad interior entre los dos pontificados, si bien con todas las diferencias de estilo y temperamento.
El 11 de febrero de 2013, el Papa sorprendió al mundo al anunciar su renuncia al ministerio de Obispo de Roma, misma que se haría efectiva un par de semanas después:
“Siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice”.
En ese mismo discurso que tomó por sorpresa a todos los presentes, el Papa Benedicto entonó un mea culpa que aún recordamos con emoción:
“Os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos”.
El Papa Benedicto XVI no se olvidó de sus millones de seguidores en Twitter, que siguieron sus cuentas oficiales en diferentes idiomas. A ellos también envió un mensaje de despedida:
“Gracias por vuestro amor y cercanía. Que experimentéis siempre la alegría de tener a Cristo como el centro de vuestra vida”.
En febrero de 2022, en una extensa carta publicada por la Santa Sede, el papa emérito expresó una vez más su dolor por todos los casos de abuso en la Iglesia.
“Sólo puedo expresar a todas las víctimas de abusos sexuales mi profunda vergüenza, mi gran dolor y mi sincera petición de perdón. He tenido una gran responsabilidad en la Iglesia Católica. Tanto más grande es mi dolor por los abusos y los errores que se han producido durante el tiempo de mi mandato en los respectivos lugares. Cada caso de abuso sexual es terrible e irreparable”.
Con su inconfundible y dulce discreción y delicadeza, en el año 2018, el Papa Emérito escribió unas líneas llenas de profunda gratitud a los lectores del diario italiano Corriere della Sera, que preguntaron por su salud:
“En la lenta disminución de las fuerzas físicas, interiormente estoy en peregrinación hacia Casa. Es una gran gracia para mí estar rodeado, en este último tramo de camino a veces algo fatigoso, por tal amor y bondad que nunca me hubiera podido imaginar”.
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