La Santa Sede publicó la segunda edición del Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, el libro litúrgico que contiene las instrucciones relacionadas con las exequias del Papa. Aprobado en abril y recién impreso, el texto incorpora, a pedido del pontífice, varias modificaciones al procedimiento tradicional.
Aunque la Iglesia Católica disponía de un lineamiento particular tras la muerte del Obispo de Roma, el cual estaba definido en el Ordo Exsequiarum Romani Pontificis publicado en el 2000 por Juan Pablo II, el papa Francisco ha pedido significativos ajustes para simplificar el protocolo.
El documento incluye entre sus novedades la necesidad de constatar la muerte en una capilla, al tiempo que elimina los tres féretros de ciprés, plomo y roble. También establece la inmediata deposición dentro de la urna, y que la exposición del cuerpo para la veneración de los fieles se haga con el ataúd abierto.
El nuevo rito se propone “subrayar aún más que las exequias del Romano Pontífice son las de un pastor y discípulo de Cristo y no las de un poderoso hombre de este mundo”, según detalló el arzobispo Diego Ravelli, Maestro de las Celebraciones Litúrgicas de los Pontífices.
De acuerdo con las fuentes oficiales del Vaticano, el ritual está adaptado a la nueva Constitución Prædicate Evangelium de marzo de 2022. En este marco, aclaran que se mantiene el oficio del Camarlengo, pero se suprime la Cámara Apostólica.
De igual forma, continúan las tres “estaciones” clásicas, la del domicilio del difunto, la de la Basílica Vaticana y la del lugar de la sepultura, si bien la estructura interna de las Estaciones y los textos “han sido revisados”.
En las novedades que destaca Vatican News figura la simplificación de los títulos pontificios. El medio explica que “se ha retomado la terminología utilizada en la tercera edición del Missale Romanum (2008), es decir, los apelativos de Papa, Episcopus [Romæ] y Pastor, mientras que en las premisas generales y rúbricas se ha optado por la expresión Romanus Pontifex”.
Además, se han eliminado “varios elementos rituales que resultaban difíciles de coordinar o que ahora se consideraban inapropiados”.
Tal como se indicó, en la primera estación «en casa del difunto» ahora se lleva a cabo “la constatación de la muerte en la capilla privada del difunto, en lugar de en la cámara, y la deposición del cuerpo en el ataúd de madera único y en el ataúd interior de zinc, antes de su traslado a la Basílica”. De igual forma, se suprimió el primer traslado al Palacio Apostólico.
Posteriormente, “el féretro se cierra la víspera de la misa exequial. La segunda estación “en la basílica vaticana” contempla un único traslado a San Pedro, el cierre del féretro y la misa exequial”. Luego, el cuerpo del Papa difunto debe ser expuesto directamente en el féretro y «ya no en un féretro alto»; además, no se pondrá el báculo junto al féretro. Finalmente, se realiza la tercera estación «en el lugar de la sepultura», lo que implica el traslado del féretro al sepulcro y el entierro.
Aclara la fuente que las oraciones latinas fueron adaptadas a la tercera edición típica del Missale Romanum de 2008. Se eliminó la notación musical, “insertando referencias precisas a las páginas del Graduale Romanum de 1979, como libro litúrgico oficial de canto de la Iglesia romana”, mientras que los textos de los salmos se han uniformizado a la Nova Vulgata.
Asimismo, monseñor Ravelli afirma que fueron corregidos los errores tipográficos y se mejoró la correspondencia de ciertas traducciones con el original latino.
Mientras que “las letanías de los santos, cantadas durante las exequias en dos ocasiones: durante el traslado del cuerpo del Papa a la basílica. Se han incluido todos los santos celebrados con el grado de fiesta o memoria obligatoria, indicados en el Calendario General… y los santos Papas”.
Un cuarto capítulo contiene las disposiciones para los novendiales, las Misas en sufragio del Papa difunto celebradas durante nueve días consecutivos a partir de la Misa exequial. Ahora son cuatro y no tres los formularios de oraciones. Se omiten los textos del Leccionario, pero se ofrecen las indicaciones bíblicas.
El libro no pretende ser un “misal plenario”, sino contener las indicaciones rituales, el desarrollo de los ritos y los textos propios, por lo que es necesario remitir el resto a los libros litúrgicos en uso: el misal, el gradual y el leccionario.
‘¡Viva Cristo Rey!’ Hagamos nuestra esta frase, no como grito de guerra, sino como expresión…
Su reino es un misterio que inicia muy dentro del corazón de cada persona y…
El Papa Francisco anunció la creación del Comité Pontificio para la Jornada Mundial de los…
El Papa Francisco anunció la fecha en la que el "influencer de Dios" será declarado…
Los obispos, si queremos ser fieles a Jesús, debemos hacer nuestro el dolor del pueblo,…
La Iglesia triunfante, Iglesia purgante y la Iglesia militante aluden a la inmortalidad del alma…
Esta web usa cookies.