Este Viernes Santo, el Papa Francisco presidió la celebración de la Pasión del Señor en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, junto a un número reducido de cardenales, obispos, presbíteros y fieles, respetando las medidas de las autoridades sanitarias.
El Viernes Santo no se celebra la Misa en ninguna parte del mundo. La celebración litúrgica más importante de ese día se centra en la Pasión de Cristo. No es una Misa, aunque sí se da en ella la comunión.
Leer: ¿Qué significan las Siete Palabras de Cristo en la Cruz?
Al inicio de la celebración, Santo Padre se postró ante la Santa Cruz y oró por un momento, meditando el misterio de la Pasión y Muerte del Señor.
Después de la lectura de las Siete Palabras, el cardenal Raniero Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia, dirigió la homilía y se centró en el fundamento evangélico de la fraternidad, y alertó del peligro que causa la división en la Iglesia.
La fraternidad universal, agregó el cardenal Cantalamessa, comienza para nosotros con la fraternidad en la Iglesia católica.
“¿Cuál es la causa más común de las divisiones entre los católicos? No es el dogma, no son los Sacramentos y los ministerios: todas las cosas que por singular gracia de Dios guardamos íntegras y unánimes. Es la opción política, cuando toma ventaja sobre la religiosa y eclesial y defiende una ideología, olvidando del todo el sentido y el deber de la obediencia en la Iglesia”.
“Esto, en muchas partes del mundo, es el verdadero factor de división, incluso si es silenciosa o desdeñosamente negada. Esto es un pecado, en el sentido más estricto del término”, resaltó.
“La fraternidad -continuó- se construye exactamente como la paz, es decir empezando de cerca, por nosotros, no con grandes esquemas, con metas ambiciosas y abstractas. Esto significa que la fraternidad universal comienza para nosotros con la fraternidad en la Iglesia Católica”.
En la Oración Universal, el Papa mencionó a todos los que sufren a causa de la pandemia, por el personal sanitario, por los enfermos y por quienes han fallecido.
“Dios todo poderoso y eterno, refugio providencial para los que sufren, mira con compasión las aflicciones de tus hijos que padecen por esta pandemia. Alivia el dolor de los enfermos, da fuerzas a quienes cuidan de ellos, recibe en tu paz los que han fallecido y, por todo el tiempo de esta tribulación, haz que cada uno encuentre consuelo en tu Misericordia”.
Posteriormente, tuvo lugar la Solemne Adoración de la Santa Cruz. Sólo el Papa besó el crucifijo, pues la procesión fue suprimida para evitar contagios por Covid-19.
Horas antes, en su cuenta de Twitter, el Papa Francisco recordó que la cruz de Cristo expresa amor, servicio y entrega sin reservas.
“La cruz de Jesús es la cátedra silenciosa de Dios. Miremos cada día sus llagas. En esos agujeros reconocemos nuestro vacío, nuestras faltas, las heridas del pecado. Sus llagas están abiertas por nosotros y en esas heridas hemos sido sanados”, escribió el Papa.
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