Este 10 de enero el Papa Francisco sostuvo un encuentro con los miembros del cuerpo diplomático internacional acreditado ante la Santa Sede, a quienes recordó que el objetivo de la diplomacia es ayudar a dejar a un lado los desacuerdos de la convivencia humana y favorecer la concordia.
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Durante esta reunión, el Papa Francisco habló acerca de sus grandes preocupaciones, a las cuales constantemente alude en los mensajes que envía a la comunidad internacional, como la lucha contra la pandemia, la situación de los migrantes, la cuestión ecológica y los abusos en contra de menores.
Sin embargo, en esta ocasión hizo hincapié en dos temas de gran importancia para la labor diplomática: la colonización ideológica, que reniega de los fundamentos naturales de la humanidad, y la amenaza de las armas nucleares, cuyas consecuencias pueden ser devastadoras.
Sobre la colonización ideológica que se está suscitando a nivel mundial, el Santo Padre señaló que ésta ha afectado incluso a muchas organizaciones internacionales, dando como resultado la creación de agendas estructuradas bajo un pensamiento único, que reniega de los fundamentos naturales de la humanidad, y las raíces culturales que constituyen la identidad de los pueblos.
“Como tuve oportunidad de afirmar en otras ocasiones, considero que se trata de una forma de colonización ideológica que no deja espacio a la libertad de expresión y que hoy asume cada vez más la forma de esa cultura de la cancelación, que invade muchos ámbitos e instituciones públicas”.
El Papa Francisco señaló que esta colonización ideológica frecuentemente pretende acallar posiciones distintas a las que integran la agenda, elaborando un pensamiento único, “peligroso”, que intenta obligar a renegar de la historia, y peor aún, a reescribirla con base en categorías contemporáneas.
“Por eso -dijo el Papa Francisco a los embajadores-, la diplomacia multilateral está llamada a ser verdaderamente inclusiva, no suprimiendo, sino valorando las diversidades y las sensibilidades históricas que distinguen a los distintos pueblos”.
En este sentido, el Papa Francisco inició su discurso hablando sobre conflictos específicos de actualidad, como los de Ucrania y el Cáucaso meridional; la crisis en los Balcanes, sobre todo en Bosnia y Herzegovina, o la crisis que afecta desde hace casi un año a Myanmar, entre otros.
Señaló que estos conflictos se ven facilitados por la abundancia de armas disponibles y la falta de escrúpulos de quienes se encargan de distribuirlas. “Quien tiene armas -dijo-, tarde o temprano acaba usándolas, porque, como decía Pablo VI: ‘no es posible amar con armas ofensivas en las manos’”.
En cuanto a las armas nucleares, señaló que son motivo especial de preocupación, por lo que la Santa Sede sigue insistiendo en que son instrumentos inadecuados e inapropiados para responder a las amenazas a la seguridad en el siglo XXI, y cuya posesión es inmoral.
Aseguró que la fabricación de armamento nuclear desvía recursos a las perspectivas de un desarrollo humano integral, y “su uso es una amenaza para la existencia misma de la humanidad”.
Con información de Vatican News
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