Hace 9 años, el 13 de marzo de 2013, en la quinta votación del segundo día del Cónclave, fue designado el Cardenal Jorge Mario Bergoglio, Arzobispo de Buenos Aires, como el Papa 266 de la Iglesia Católica, con lo que se convirtió en el primer Pontífice proveniente del continente americano.
Fue una tarde lluviosa, sin embargo, la Plaza de San Pedro estaba llena de fieles que rezaban y aguardaban al sucesor del ahora Papa Emérito Benedicto XVI, después de haber anunciado su renuncia el 11 de febrero. La separación entró en vigor el 28 del mismo mes.
La fumata blanca apareció sobre la Capilla Sixtina a las 19:06 horas del 13 de marzo. Instantes después, las campanas de la Basílica de San Pedro empezaron a sonar y se escucharon a la distancia los tambores de la Guardia Suiza que acompañaba al Papa Electo hasta la Loggia Central (el balcón) de San Pedro.
Cuando apareció en el balcón, su mensaje lo pronunció en italiano; sonriente dijo que era proveniente del ‘fin del mundo’ refiriéndose a su natal Argentina. Oró con los fieles a quienes pidió que rezaran por Él, petición que ha repetido durante estos 9 años.
“Ahora quisiera dar la bendición, pero antes les pido un favor: antes que el Obispo bendiga al pueblo, les pido que ustedes recen para el que Señor me bendiga: la oración del pueblo, pidiendo la bendición para su Obispo”.
Aquí puedes ver su primer discurso:
Entre las primeras cosas que llamaron la atención es que Él era Jesuita y antes de que entrara al Seminario de la Compañía de Jesús había trabajado como técnico químico; había estudiado en Argentina y en Alemania, y los medios de comunicación comenzaron a difundir fotografías del entonces arzobispo de Buenos Aires utilizando el transporte público y viviendo con sencillez.
Durante su primera conferencia de prensa en el Aula Paulo VI, el Papa explicó la razón por la cual tomó el nombre de Francisco, inspirado sin duda por la piedad del santo de Asís, y también por su preferencia por los pobres y necesitados, así como por aquella fraternidad que San Francisco sentía por todo lo creado, sentimiento que se vería reflejado en su Encíclica Laudato Si, y la convocatoria a un Sínodo dedicado a la Amazonia.
En estos 9 años, el Santo Padre ha realizado importantes reformas a la Iglesia, y a la propia forma de vida en el Vaticano. Rechazó el Palacio Apostólico como su morada y la cambió por la Casa de Santa Marta, donde habitualmente se hospedaban los cardenales que asistían a los cónclaves; prefirió usar un anillo de plata en vez de uno de oro, continuó usando su cruz pectoral de Arzobispo con la imagen del Buen Pastor, y creó una comisión para que estudiara los cambios necesarios para la Iglesia.
Entre los primeros temas de su agenda estuvieron la predilección por los pobres, los marginados, las visitas a las periferias, los migrantes y refugiados y el aprovechamiento racional de los recursos con un sentido humanitario.
En sus viajes internacionales, el Santo Padre ha visitado varios países, principalmente aquellos en donde se requiere con especial urgencia un mensaje de esperanza y aliento, entre ellos Irak.
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