Luego de la celebración del Primer Domingo de Cuaresma y del rezo del Ángelus desde su estudio en el Palacio Apostólico Vaticano, el Papa Francisco y sus colaboradores de la Curia Romana iniciaron el pasado domingo su tradicional retiro espiritual de Cuaresma.
“Esta tarde, junto con los colaboradores de la Curia, comenzaremos los ejercicios espirituales. Invito a las comunidades y a los fieles a dedicar momentos específicos durante este tiempo de Cuaresma y durante este año de preparación al Jubileo, que es el ‘Año de la oración’, para recogerse en la presencia del Señor”, indicó el Papa Francisco.
El Papa invitó a los Cardenales residentes en Roma, a los jefes de Dicasterio y a los Superiores de la Curia, a participar en los ejercicios espirituales y vivir este período de modo personal, “suspendiendo el trabajo y recogiéndose en oración hasta el viernes 23 de febrero de 2024”, para prepararse para la Semana Santa.
Por esta razón, durante esta semana se suspenderán todos los compromisos que tenía agendados el Santo Padre, incluida la Audiencia General del miércoles 21 de febrero. ¿Pero, sabes cómo es el retiro espiritual de Cuaresma que realiza el Papa Francisco?
De 2014 a 2019 el Papa Francisco realizó, junto a los superiores de la Curia Romana, los ejercicios espirituales de Cuaresma en la “Casa del Divino Maestro”, ubicada en la localidad de Ariccia, a 45 km de Roma, la cual es propiedad de la Congregación de la Sociedad de San Pablo, y es un sitio reservado y silencioso que permite dedicarse con mayor recogimiento a los ejercicios espirituales.
Para 2020, el Papa Francisco no asistió a dichos ejercicios espirituales con la Curia Romana debido a que padecía un resfriado, por lo que realizó el retiro de manera personal y sólo en el Vaticano.
En 2021 y 2022, debido a las restricciones provocadas por la pandemia del Covid-19, realizó este retiro espiritual en forma personal en la Casa Santa Marta. En 2023, también hizo su retiro espiritual de Cuaresma de forma personal en el Vaticano, tal y como ocurrirá en 2024.
Entre el 18 y el 23 de febrero el Papa Francisco realizará su retiro espiritual de Cuaresma de manera personal. El objetivo de estos ejercicios es acercar a quien los hace, en este caso a Su Santidad, a Cristo a través de un esfuerzo espiritual, porque son un camino de oración, de descubrir “qué quiere Dios en mi vida, saber para qué he venido a la tierra”.
Como parte de los retiros espirituales de Cuaresma que realiza el Papa Francisco en la Casa de Santa Marta, el Santo Padre celebra una Santa Misa Privada.
En una entrevista que concedió a Desde la fe, el sacerdote jesuita Julio Aretia, aseguró que el punto principal de los ejercicio espirituales que se realizan en los retiros, como el que lleva a cabo el Papa Francisco en su residencia de Santa Marta, es la relación que existe entre el afecto con la inteligencia y la voluntad.
Dichos ejercicios, aseveró, son una experiencia de amor puesta en Jesús que nos lleva a ser más generosos con los demás; más comunitaria y solidaria para vivir el Evangelio, para lo cual, es necesario “el discernimiento de los espíritus”, es decir, distinguir entre una cosa y otra para poder decidir.
“Se hacen para descubrir el verdadero rostro de Dios, profundizar en el Evangelio y descubrir la forma en la que Dios quiere que amemos y sirvamos al prójimo, al mismo tiempo que volvemos a nosotros mismos y encontrar claridad”, sostuvo el padre Aretia.
El Papa Francisco explicó que un retiro espiritual cristiano es muy distinto de las vacaciones de “bienestar”, ya que el centro de atención “no somos nosotros, sino Dios, el Buen Pastor”, que responde a nuestras más profundas necesidades como hijos suyos, de quienes está enamorado.
“El amor y el servicio: son los dos ejes de los Ejercicios Espirituales. Jesús sale a nuestro encuentro, rompe nuestras cadenas para que caminemos junto a él, como sus discípulos y compañeros”, aseguró Su Santidad en el prólogo del libro “Primero pertenece a Dios: en retiro con el Papa Francisco”, del periodista Austen Ivereigh.
“No es tiempo de atrincherarse y encerrarse”, agregó el Santo Padre, “veo claramente que el Señor nos llama a salir de nosotros mismos, a levantarnos y a caminar. Nos pide que no nos alejarnos de los dolores y gritos de nuestro tiempo, sino que entremos en ellos, abriendo canales de su gracia”.
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