Este 6 de marzo, el Papa Francisco presidió la Misa del Miércoles de Ceniza —con el rito de la bendición e imposición de las cenizas— en la Basílica romana de Santa Sabina.
Durante su homilía, invitó a los fieles de todo el mundo a vivir la Cuaresma como una llamada a ayunar de aquello que es superfluo y nos distrae, para enfocarnos en lo que en verdad es importante.
Estas son algunas de las frases más destacadas de su homilía:
1. La Cuaresma es una llamada a detenerse, a ir a lo esencial, a ayunar de aquello que es superfluo y nos distrae. Es un despertador para el alma.
El Papa Francisco afirmó que el sonido de este “despertador” está acompañado por el mensaje que el Señor transmite, un mensaje breve y apremiante: «Conviértanse a mí». Y explicó que la Cuaresma “es el tiempo para redescubrir la ruta de la vida”, y añadió que como en todo viaje, lo que realmente importa “es no perder de vista la meta”.
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2. La Cuaresma es el momento para liberarnos de la ilusión de vivir persiguiendo el polvo.
El Santo Padre nos recuerda que los bienes son pasajeros, son como una llamarada: cuando terminan, quedan solo las cenizas. “La Cuaresma es volver a descubrir que estamos hechos para el fuego que siempre arde, no para las cenizas que se apagan de inmediato; por Dios, no por el mundo”, asegura.
3. La limosna, la oración y el ayuno nos devuelven a las tres únicas realidades que no pasan.
En el viaje de regreso a lo esencial, que es la Cuaresma, el Evangelio propone tres etapas: la limosna, la oración, el ayuno. La oración nos une de nuevo con Dios; la caridad con el prójimo; el ayuno con nosotros mismos. “Oración, caridad, ayuno: tres inversiones para un tesoro que no se acaba”, dijo el Papa.
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4. Es hora de recuperarnos de las adicciones que nos seducen. Es hora de fijar la mirada en lo que permanece.
La Cuaresma es un tiempo de gracia para liberar el corazón de las vanidades. De acuerdo con el Papa Francisco, debemos fijar la mirada en el crucifijo, pues Jesús, desde la cruz, nos enseña la renuncia llena de valentía.
5. Si regresamos al Señor con nuestra fragilidad, si tomamos el camino del amor, abrazaremos la vida que no conoce ocaso. Y viviremos en la alegría.
La Cuaresma nos muestra que es difícil vivir como Jesús nos pide. “Comienza con la ceniza, pero al final nos lleva al fuego de la noche de Pascua; a descubrir que, en el sepulcro, la carne de Jesús no se convierte en ceniza, sino que resucita gloriosamente”, dijo. El Papa aseguró que esto también se aplica a nosotros, que somos polvo.
Con información de Vatican News
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