Más de un millón de personas salieron a las calles en más de 70 ciudades del país en defensa de la mujer y de la vida, y para manifestar su rechazo a las últimas resoluciones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) sobre la despenalización del aborto en México y en contra de poner algún límite al derecho de los médicos a la objeción de conciencia.
Los datos los proporcionaron en un comunicado los organizadores de la marcha nacional A favor de la mujer y de la vida, que se realizó de forma simultanea en las ciudades del país.
De acuerdo con los organizadores, en la Ciudad de México, más de 100,000 personas marcharon del Auditorio Nacional hacia el Ángel de la Independencia al grito de “¡Sí a la vida!”. Esta fue la concentración más amplia. La manifestación fue organizada por diversas asociaciones y movimientos de la sociedad civil y contó con el apoyo de la Conferencia del Episcopado Mexicano.
Los participantes caminaron en un ambiente pacífico y familiar, donde se hizo especial énfasis en la importancia de ayudar y proteger a la mujer y la vida de los seres humanos desde el vientre.
Al finalizar la marcha, fue presentado el Manifiesto a favor de la mujer y de la vida, en el que se hizo un llamado a superar las divisiones y sumar esfuerzos por un México unido, y no “dividido entre la vida o la muerte”.
“Estamos aquí porque por encima de todo dolor, creemos que podemos seguir adelante, respetar la ley sin que esa ley se use para quitarle la vida a los más débiles. Estamos aquí porque por encima de toda dificultad, creemos que podemos ayudarnos unos a otros. Estamos aquí porque queremos dejar de reprochar y dividir, y queremos construir y unir. Queremos un México unido, no un México dividido entre la vida o la muerte”, señala el manifiesto pronunciado en el Ángel de la Independencia por la activista Irma Barrientos.
“Queremos proponer un gran acuerdo nacional A Favor de la Mujer y de la Vida. Un acuerdo en el que participemos y nos comprometamos todos los actores políticos, los académicos, los medios de comunicación, las iglesias y denominaciones religiosas, los deportistas, los universitarios, los adolescentes, los niños, todos los que formamos esta gran nación. Hoy dejamos atrás las divisiones, y queremos comenzar a construir”.
En septiembre pasado, la Suprema Corte de Justicia de la Nación resolvió asuntos relacionados con el aborto.
Al analizar dos acciones de inconstitucionalidad, la Corte dispuso que no está permitido constitucionalmente penar con cárcel a una mujer que aborte, la SCJN también manifestó que está prohibido proteger ante la ley a un ser humano antes de nacer.
La Conferencia del Episcopado Mexicano expresó ‘su dolor y consternación’ ante el fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
En un comunicado, la Iglesia en México reconoció que la cárcel no es una solución a la problemática de la mujer que aborta y más bien puede ocasionar su revictimización.
No obstante, lamentó que, “ante la disyuntiva de no criminalizar a la mujer que aborta y preservar la vida del concebido no nacido, la Corte haya optado por descartar al segundo, sin buscar la salvaguarda de ambos”.
En respuesta, los manifestantes lamentaron que, a la crisis sanitaria y de violencia que vive México, “la Corte nos haya orillado a confrontarnos como enemigos a las mujeres y a la vida humana de nuestros hijos”, señala el manifiesto.
“Nosotras las mujeres, y todos los que estamos aquí, no queremos que nos obliguen a tener un México que descarte a uno o a otro. Las mujeres tenemos muchas necesidades y no queremos ni necesitamos el aborto. El aborto no soluciona ninguno de nuestros problemas. Nos deja en una situación aún más vulnerable”, agrega el manifiesto leído al término de la marcha.
“Nosotras queremos un México que acoja con misericordia a la mujer, también a la mujer que fue empujada a abortar, y que dé plena protección ante la ley a la vida de su hijo desde la concepción y durante toda su existencia, antes y después de nacer. Queremos respeto a la conciencia de los médicos. Queremos opciones de vida para la madre y su hijo, y libertad de conciencia para los médicos”.
Por último, en el manifiesto aseguraron que, aunque el aborto es un tema complejo, tiene una raíz muy simple: “acoger o rechazar la vida, solucionar nuestros problemas con elecciones de vida, o solo ofrecer imposición de muerte”.
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