Ante la grave ola de violencia en que está inmerso el estado de Guerrero desde principios de 2024 y que paralizó el servicio de transporte público en sus ciudades principales, Acapulco, Taxco, Ixtapa-Zihuatanejo y Chilpancingo, los obispos de las diócesis de Acapulco, Chilpancingo-Chilapa, Ciudad Altamirano y Tlapa se reunieron con los líderes de los grupos delictivos para recuperar la paz en la entidad.
¿Pero por qué cuatro obispos de Guerrero decidieron reunirse con los líderes de los grupos criminales que controlan el estado y que en las últimas semanas han desatado una ola de violencia en la entidad? En Desde la fe te informamos lo que se sabe hasta el momento.
“Ante el recrudecimiento de la violencia en nuestro Estado no podemos quedar en silencio, porque como Obispos estamos llamados a ser profetas y constructores de la justicia y de la paz y defensores del derecho a la vida, de la dignidad humana y de los débiles.
“El grito ensordecedor de las personas y familias que han sido víctimas de múltiples formas de violencia tiene que ser escuchado por todos aquellos que deben asegurar la legalidad en nuestro estado y país, los que pueden contribuir a restablecer un orden justo en la sociedad y aquellos que dañan a la sociedad”, señalaron los cuatro obispos en un pronunciamiento conjunto.
Ante la violencia que se vive en México es urgente dialogar para encontrar los caminos que conduzcan hacia la paz, por ello el diálogo entre las personas y los actores sociales es fundamental para tender puentes de entendimiento y respeto.
En este sentido, la Iglesia tiene la misión de servir a todos los miembros de una comunidad para recuperar la paz, por lo que las acciones emprendidas por los obispos de Guerrero no se deben desvirtuar, ya que su misión es encontrar caminos de paz en zonas de conflicto.
“Para cuidar y ser cuidados, es necesario tender puentes, ahí, en donde no existe el diálogo, ahí, en donde parece no vincularnos nada, ahí, en donde quienes más sufren por la falta de diálogo y de acuerdos, son las personas más vulnerables de nuestra sociedad.
“Dialogar es tender puentes para preservar la vida y el bienestar de quienes se ven amenazados todos los días porque no hemos sido capaces de garantizar su seguridad”, señalaron las organizaciones y grupos católicos que integran el Diálogo Nacional por la Paz.
Obispos de Guerrero, se reunieron de manera individual y establecieron negociaciones con los líderes de diferentes grupos delictivos que dominan el estado con el objetivo de alcanzar una tregua y frenar la grave violencia que se vive en la entidad.
Los obispos que participaron en dichos encuentros, por separado y en sus respectivas regiones, fueron:
Los acercamientos y negociaciones para que se llevaran a cabo los encuentros entre los obispos y los líderes de los grupos criminales iniciaron los últimos días de diciembre, cuando los prelados buscaron por separado a los diferentes líderes del crimen organizado.
De esta manera, cada obispo se reunió con distintos líderes del crimen organizado de las regiones más atacadas por la violencia.
Las reuniones entre los obispos de Guerrero y los líderes de las organizaciones criminales se realizaron por separado y en distintos momentos entre mediados de enero y mediados de febrero de 2024.
Algunos encuentros se dieron de manera personal entre algunos de los obispos y los líderes criminales, mientras en otros casos se llevaron a cabo mediante llamadas telefónicas entre los cabecillas y con la presencia de los obispos.
Derivado de estos encuentros entre los obispos y los líderes criminales se logró un acuerdo entre los grupos delictivos de Los Tlacos y Los Ardillos para:
Los acuerdos alcanzados en las reuniones solo fueron parciales debido a que no se alcanzó un consenso para lograr una tregua general que permitiera alcanzar la paz en todo el estado; sin embargo, dejaron la puerta abierta para continuar las negociaciones sobre este punto.
Los líderes de los grupos criminales no quisieron realizar un pacto estatal porque no se pusieron de acuerdo en el reparto de los territorios que se disputan y se negaron a frenar su expansión. Ellos ambicionan los cobros (extorsiones), un afán de dinero, de poder y contra eso no pudieron hacer nada los obispos.
El fracaso para lograr la tregua en todo el estado se debió a que para las organizaciones criminales son más importantes el dinero, el territorio ganado y el poder que han alcanzado. No lo sueltan porque, dizque, les ha costado vidas, trabajo y ganárselo.
Pese a que los encuentros entre los obispos y los grupos criminales terminaron con acuerdos parciales, se dejó abierta la puerta para continuar las negociaciones en busca de la paz en Guerrero.
Los cuatro obispos han manifestado que no se detendrán en seguir buscando los espacios de diálogo, ya que no pueden quedarse con los brazos cruzados ante la violencia que se vive en el estado.
Los encuentros que tuvieron los obispos con la delincuencia organizada de Guerrero se enmarcan en las acciones contenidas en la Agenda Nacional de Paz encaminadas a construir las condiciones para reconstruir el tejido social, mejorar la seguridad y la justicia en el país.
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