Dice el Evangelio de san Marcos que uno de los jefes de la Sinagoga, de nombre Jairo, buscó desesperado a Jesús, pues su hija recién había muerto.
Cuando llegó el Maestro a la casa de aquel hombre, tomó la mano de la pequeña y le dijo, en arameo: “Talitha kum”, que significa “Niña, yo te digo, levántate”.
La Unión Internacional de Superioras Generales, que agrupa a todas las congregaciones religiosas de mujeres de la Iglesia Católica, eligió precisamente estas palabras, Talitha Kum, para dar nombre a uno de sus proyectos más importantes, la Red Internacional de la Vida Consagrada en contra de la Trata de Personas.
Actualmente, Talitha Kum está presente en 77 países de los cinco continentes, entre ellos México.
“Esta es una iniciativa netamente de la vida religiosa femenina”, informa la hermana Carmen Ugarte, religiosa Oblata del Santísimo Redentor y coordinadora de la Red Rahamim, filial mexicana de la red Talitha Kum.
Los miembros de esta red internacional realizan labores de formación a nivel local y regional; prevención, sensibilización y concienciación para visibilizar la trata; acompañamiento, asistencia y protección a personas rescatadas; denunciar la trata y sus causas; intercambiar información, y realizar acciones de incidencia política.
“Buscamos colaborar en las iniciativas contra la trata de personas, pero también tenemos una misión propia, que consiste en visibilizar este problema y despertar la conciencia de la sociedad, de los gobiernos y de los mismos miembros de la Iglesia que, con sus luces, sombras y sus limitaciones, mantiene su compromiso de seguir a Jesús y colaborar en su reinado”, expresó la religiosa Oblata.
“Sabemos que la Iglesia es muy sensible a estas situaciones y colabora (…) en México hoy estamos viendo y sintiendo el verdadero compromiso, por ejemplo, desde el tema de la migración, donde muchísimas personas son captadas para la trata de personas”, agrega la hermana Carmen.
Actualmente, la red Rahamim está integrada por nueve congregaciones religiosas femeninas:
Desde su fundación en 2016, Rahamim ha crecido tanto en el número de congregaciones que la integran, y en su capacidad de trabajo y atención.
Actualmente, cuidan y atienden a tres jovencitas que lograron escapar de sus captores; además, su red de colaboradores se ha extendido, y ahora están presentes en la Ciudad de México, Colima y Puebla, “y esperamos que todo esto siga creciendo”, dijo la religiosa.
La Sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral del Vaticano enlista tres puntos.
1. Fortalecer la cooperación
Es necesario hacer mucho más para sensibilizar a la opinión pública y lograr una mejor coordinación de esfuerzos por parte de los gobiernos, autoridades y sociedad.
2. Apoyo a sobrevivientes
Ayudar a las mujeres en situación de prostitución; sus heridas no son simples, considerando el daño físico, psicológico y espiritual que han sufrido.
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3. Promover la reintegración
Participar en una total reinserción para interrumpir el terrible ciclo de la trata. Ayudarlas a recuperar su integridad y llevar una vida acorde con sus derechos y dignidad.
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