Con motivo de la celebración de Día de Muertos, la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México invitó a los fieles a participar en la ofrenda monumental que instaló en la Capilla de Ánimas y los convocó a llevar las fotografías de sus difuntos para que las coloquen en ese espació.
En el marco de la celebración el 1 y 2 de noviembre, del Día de Todos los Santos y del Día de los Fieles Difuntos, respectivamente, la Catedral Metropolitana indicó que, de la misma manera, quienes lo deseen podrán escribir los nombres de sus parientes fallecidos, los cuales se integrarán en la Santa Misa del 2 de noviembre.
Para que la foto de tu fiel difunto pueda estar en la Ofrenda Monumental que se instaló en la Capilla de Ánimas, solo te tienes que dirigir a la entrada posterior de la Catedral Metropolitana, ubicada en la Calle de Guatemala, Centro Histórico, en donde te darán las instrucciones correspondientes para que puedas colocar la imagen que lleves.
El acceso a la Capilla de Ánimas y la participación en la Ofrenda Monumental no tiene ningún costo y puedes dejar las fotografías de tu fiel difunto hasta antes del 2 de noviembre.
“Podrás dirigirte a la Capilla de las Ánimas donde encontrarás una Ofrenda Monumental. Ahí tendrás la oportunidad de ofrecer tus oraciones en honor a los Fieles Difuntos y también podrás escribir sus nombres, que posteriormente serán incluidos en la misa del 2 de noviembre.
“Puedes traer la fotografía de tus Fieles Difuntos y colocarla en la Ofrenda” Monumental, se informó a través de la convocatoria realizada por la Catedral Metropolitana en el marco del Recorrido de “Día de Muertos” que llevará a cabo del 27 de octubre al 2 de noviembre.
La Capilla de las Ánimas, donde se estará la ofrenda de Día de Muertos de la Catedral, data del siglo XVIII y su construcción se debe a la devoción de las personas de rezar por el eterno descanso de los fieles difuntos y como sufragios de las almas del purgatorio.
Es una construcción de estilo barroco cuyo principal material fue la piedra de tezontle y se edificó entre 1720 y 1721 por el célebre arquitecto español Pedro de Arrieta. Como parte de su historia, este espacio se usó durante algún tiempo como osario de la Catedral Metropolitana y para realizar las Misas de difuntos.
El color rojo intenso de las paredes de la Capilla de Ánimas representa el fuego eterno que consume las almas en el purgatorio, que esperan para poder entrar, tarde o temprano, al cielo.
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