El Covid-19 llegó hasta el convento de Nuestra Señora de la Consolación de las Agustinas Recoletas, en la colonia Olivar de los Padres, de la Ciudad de México, contagiando a 11 de las 15 religiosas que viven ahí.
De ellas, cuatro de las de mayor edad requirieron tanques de oxígeno y algunos cuidados especiales.
En entrevista con Desde la fe, la superiora de la comunidad, Sor Fabiola Guadalupe Solano, explicó que ahora se encuentran mejor, gracias a la oración, al cuidado de los médicos y a la atención y el apoyo que les brindaron los vecinos y, sobre todo, a la comunidad de la iglesia de San José del Buen Consejo, atendida por sacerdotes josefinos, que desde el principio de su enfermedad estuvieron al pendiente de ellas.
“Solamente una hermana mayor, que se puso muy mal, sigue utilizando el oxígeno todo el tiempo y el médico está vigilando muy de cerca su estado de salud, para que no se vaya a complicar nuevamente”, agregó.
Los padres josefinos y los fieles de la Rectoría San José del Buen Consejo, que se encuentra muy cerca del convento, las ayudaron desde un inicio con víveres, los medicamentos necesarios y tanques de oxígeno para las cuatro enfermas de mayor edad.
“La comunidad respondió de una manera increíble”, dijo emocionado Armando Basurto, integrante del equipo de catequistas y parte del consejo parroquial de la Rectoría de San José.
Él recibió la llamada de Sor Guadalupe, quien le pidió apoyo para atender a las enfermas.
“Escribí un mensaje para toda la comunidad, primero lo mandé por Whatsapp a los grupos de la iglesia y circulamos la información por todas las redes sociales y la respuesta ha sido preciosa. Te puedo decir que en 15 minutos conseguimos el primer tanque de oxígeno”.
“Gracias a Dios la respuesta en ayuda económica y en despensas también comenzó a llegar muy pronto”, recuerda.
Las religiosas del convento de la Consolación se mantienen desde hace décadas con la venta de desayunos para eventos como primeras comuniones y bautismos, además de la venta de galletas, rompope y otros artículos; no obstante, la pandemia y los contagios han mermado sus ingresos, pero los fieles de san José y otros bienhechores las han ayudado a salir adelante.
“Se corrió la voz y otras personas también se han acercado a ayudarnos, agradecemos mucho a todos ellos”, reconoció Sor Fabiola Guadalupe Solano.
Para las religiosas del convento de Nuestra Señora de la Consolación, los miembros comunidad de la Iglesia de San José del Buen Consejo han sido sus ángeles de la guarda.
“Les agradecemos mucho de verdad, porque han sido como ángeles de la guarda, como hermanos, y nos han ayudado con toda la caridad”.
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