La imagen de la Virgen de Guadalupe. Foto: Ricardo Sánchez
Uno de los episodios menos conocidos en torno a la Sagrada Tilma de la Virgen de Guadalupe ocurrió en 1926, en pleno estallido de la Guerra Cristera, la persecución religiosa impulsada por el gobierno de Plutarco Elías Calles. Ante amenazas directas y un clima de hostilidad contra templos, sacerdotes e imágenes sagradas, la Iglesia tomó una decisión extraordinaria: sacar la imagen original de la Basílica de Guadalupe y esconderla dentro del doble fondo de un pequeño ropero.
De acuerdo con la doctora Ana Rita Valero, antropóloga por la UNAM y etnohistoriadora de la ENAH, estaba por publicarse una ley que obligaría a los sacerdotes a abandonar el recinto. Al mismo tiempo, se multiplicaban los ataques contra iglesias e imágenes religiosas.
Ante este riesgo, el abad de la Basílica, don Feliciano Cortés, determinó que era necesario resguardar la tilma para evitar un posible atentado.
Santa María de Guadalupe a la luz de la historia, un libro de Ana Rita Valero, que narra diversos hechos en torno a la Morenita del Tepeyac. Foto: Vladimir Alcántara
Como parte de la estrategia para resguardar la Sagrada Tilma, se decidió elaborar una copia de la imagen, realizada por el maestro Rafael Aguirre, la cual fue colocada en el marco original para evitar sospechas entre los fieles.
Mientras tanto, la imagen auténtica fue cuidadosamente protegida con telas de seda y una jerga gruesa, y luego escondida en el doble fondo de un pequeño ropero. Así pudieron sacarla de manera discreta y burlar el operativo anticlerical que el gobierno había instalado en el Tepeyac.
“Ante el peligro de sacarla por la puerta frontal se hizo un orificio en el muro que colindaba con el convento de las Sacramentarias, para extraerla y colocarla en un desvencijado camión de mudanzas, lleno de tiliches, rumbo a su resguardo temporal que era una casa en el Centro de la Ciudad de México”, explicó la Dra. Valero.
La imagen permaneció resguardada durante tres años, hasta que, concluida la Guerra Cristera, pudo regresar a la Basílica de Guadalupe, hoy Templo Expiatorio a Cristo Rey, señaló la doctora Valero.
Para dimensionar la trascendencia del Acontecimiento Guadalupano en los distintos momentos de la historia de México, este y otros episodios están narrados en el libro Santa María de Guadalupe a la luz de la historia.
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