El amor por los jóvenes que san Juan Pablo II mostró a Carlos Aguiar

La última vez que el Arzobispo Primado de México,  Carlos Aguiar vio a san Juan Pablo II fue en una audiencia privada, medio año antes de la muerte del Pontífice, ahí pudo presenciar que el Santo Padre se emocionaba hasta las lágrimas al recordar la labor pastoral que hizo por tantos años con los jóvenes.

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A 100 años del natalicio de san Juan Pablo II, que se celebra este 18 de mayo de 2020, diversas anécdotas salen a la luz, pues dejó una profunda huella en los corazones de las personas que tuvieron el privilegio de conocerlo en más de 26 años de pontificado.

A través de un video en la cuenta de la Arquidiócesis Primada de México, el Cardenal Carlos Aguiar narró cómo fueron sus encuentros con san Juan Pablo II.

“Lo conocí en su primera visita a México en enero de 1979, entonces yo era un joven sacerdote, rector del seminario de Tepic. Nos convocaron al encuentro en el seminario de Guadalajara, ahí nos dirigió un discurso sobre la formación sacerdotal”, recuerda el Cardenal Aguiar.

Posteriormente, el ahora Arzobispo tuvo diversos cargos en la jerarquía católica, entre ellos obispo de Texcoco, secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano y secretario general del CELAM, que lo llevaron a tener audiencias con el Pontífice polaco, pero hubo una en particular que lo marcó profundamente.

Las lágrimas de Juan Pablo II

“La última vez que me encontré con el Santo Padre fue en septiembre de 2004, a escaso medio año antes de su muerte. El Papa se encontraba en Castel Gandolfo y envió la invitación a la presidencia de la CEM para comer con él”, explicó en el video.

A esta comida acudieron el entonces presidente de la CEM, José Guadalupe Martín Rábago; el vicepresidente Alberto Suárez Inda y el actual Arzobispo Primado de México, que entonces era secretario general de la Conferencia.

El Pontífice quería expresar su cariño y aprecio por México a través de nosotros, y que lamentaba no haber podido participar en el Congreso Eucarístico Internacional que se había celebrado en Guadalajara.

Recuerda que el secretario personal del papa Juan Pablo II, el ahora cardenal Stanisław Jan Dziwisz, les dijo que debido a la precaria salud del Pontífice, él ya no podía hablar y que por ello los tres tenían que llevar la conversación y no hacerle preguntas.

“Dentro de una intervención le agradecí al Papa su amor a los jóvenes. Le dije que en su libro biográfico Cruzando el umbral de la esperanza, me había percatado de lo mucho que gozaba y se alegraba al acompañar a los jóvenes en los campamentos de verano, ayudándoles a comprender su vocación y misión en la vida, y que entendía la decisión de convocar las Jornadas Mundiales de la Juventud”

“Cuando inicié las anécdotas narradas en el libro me di cuenta que había comenzado a sonrojarse y a derramar algunas lágrimas de emoción. Tuve que cambiar de argumento para no comprometerlo; sin embargo, para mí, eso fue una manifestación clara de su amor por los jóvenes y de su interés en ayudarles a orientar su vida en el seguimiento de Jesús, independientemente de su vocación específica”.

El Arzobispo hizo un llamado a los fieles a conocer más sobre la historia del santo y sus enseñanzas, para así volverlo ‘un santo de su devoción’.

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