¿Alguna vez te has imaginado ver a Cristo vivo y mirándote desde lo alto de la Cruz en la que padeció un gran sufrimiento y que en sus ojos puedas encontrar, pese a todo ese dolor, esa paz y serenidad espiritual que en muchas ocasiones requieres para fortalecer tu fe y amor por Dios?
Pues no es necesario que te imagines la expresión que pudo tener Jesucristo antes de morir crucificado, ya que en la Parroquia San Josemaría Escrivá, ubicada en la Arquidiócesis Primada de México, existe una gran escultura de un Cristo vivo que pareciera que en todo momento está mirándonos de manera piadosa y amorosa.
Al ingresar al templo ubicado en Santa Fe, de inmediato podemos apreciar en el centro de la iglesia un gran Cristo elaborado en España por el artista Javier Martínez Pérez, y cuyo tamaño tiene el objetivo de recordarnos que la Santa Misa es la renovación del Sacrificio que Él hizo por nosotros en la Cruz.
La escultura de Cristo vivo en la Cruz es totalmente hueca, mide 3.25 metros, pesa cerca de 300 kilogramos y fue terminada en su aspecto exterior con una mezcla de resina con piedras pequeñas y polvo de piedra color ocre-amarillo claro.
El trabajo realizado por el escultor español representó una complejidad técnica porque muestra a Jesús en la Cruz, aún vivo en las horas antes de su muerte, con lo que podemos imaginar cómo lo pudieron ver e, incluso, hablar con Él, la Santísima Virgen María y San Juan, al pie de la Cruz.
Su rostro muestra un gesto con una gran serenidad en medio del grandísimo dolor y pareciera que dirige su mirada a todos los que lo contemplamos desde abajo, ya que se calculó especialmente que esa mirada se dirigiera al centro de la nave para que se cruzara con la nuestra.
La expresión que muestran sus ojos se complementa con la de la boca porque, en las horas previas a su muerte, Jesús respiraba con mucha dificultad y por eso el tórax está elevado y la boca está abierta. Incluso ese gesto también puede expresar que el Hijo de Dios le está hablando a quienes lo miran.
Por lo que respecta a sus brazos abiertos con suavidad y sus dedos totalmente extendidos, nos dicen de alguna manera que nos abraza a todos, nos perdona, nos comprende y nos anima a estar con Él para llevar con serenidad y alegría las penas de cada día.
“Cuando alguna vez nos sintamos con el peso de dolores o dificultades, del tipo que sean, cuánto nos ayudará ver este Cristo que nos anima a llevar mejor las nuestras”, se señala en la explicación proporcionada por la Parroquia San Josemaría Escrivá.
“En una palabra”, puntualiza”, “ver esta imagen del crucificado nos ayudará a hacer oración, porque orar es hablar y oír a Dios; es también mirar y saberse mirados por quien más nos ha amado hasta dar su vida por cada uno de nosotros”.
Para poder apreciar esta magnífica escultura de Cristo, puedes visitar la Parroquia Sa Josemaría Escrivá ubicada en la calle Joaquín Gallo, número 101, Colonia Santa Fe, Alcaldía Álvaro Obregón Ciudad de México.
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