La Conferencia del Espiscopado Mexicano lamentó que el 2020 no sólo dejará huella en la historia de nuestro país por los efectos nocivos de la pandemia de COVID-19; también lo hará “por haber traído otra peste mortal: la violencia y la inseguridad, que han alcanzado niveles nunca antes vistos”.
“Nuestro querido pueblo sufre los embates, cada vez más constantes, de la ‘cultura de la muerte’”, lamentaron los obispos mexicanos en una conferencia de prensa digital este jueves 16 de julio, en la que presentaron su Declaración conjunta sobre el don de la vida y la dignidad de la persona humana.
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Los Obispos participantes en el panel aseguraron que los niveles actuales de violencia asombran y duelen por su cantidad, frecuencia y crueldad; homicidios, agresiones contra grupos vulnerables, desapariciones, actos de violencia física y sexual, secuestros y otras formas de dañar al prójimo.
Asimismo, se pronunciaron contra la glorificación cultural y mediática del crimen “que seduce a los jóvenes”; contra las políticas a favor del aborto y la eutanasia, y contra los esfuerzos por legalizar los estupefacientes a pesar de sus efectos nocivos en las personas y en las familias.
También repudiaron el uso de la tecnología para la práctica del “ciberacoso” y la explotación sexual, y denunciaron la sobreexplotación de los recursos naturales a favor de un consumismo extremo.
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Monseñor Rodrigo Aguilar Martínez, Obispo de San Cristóbal de las Casas, sostuvo que los crecientes niveles de violencia son un signo de la incapacidad que se ha tenido para detener al crimen organizado.
Asimismo, aseguró que la estrategia gubernamental para contener la pandemia ha sido desacertada, lo cual se ve en que ya van más de 30 mil fallecidos por COVID-19, incluyendo médicos, “y podría llegar a más de 100 mil”.
Por tal motivo, los Obispo de México invitaron a líderes sociales, dirigentes de gobierno, representantes de medios de comunicación y responsables de la educación pública y privada, a tomar un papel cada vez más activo para sustituir la “cultura de la muerte” por el anuncio atractivo de la cultura de la vida y la dignidad humana, a través de una participación más constructiva y propositiva.
Respecto de la postura de la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, en el sentido de que el Estado debe tomar el control total de los contenidos educativos de las escuelas, monseñor Alonso Garza Treviño, Responsable de la Dimensión de Familia de la CEM, aseguró que los padres de familia son quienes deben conducir la educación de los hijos.
En la conferencia de prensa también participaron monseñor Jesús José Herrera Quiñones, Obispo de Nuevo Casas Grandes y Responsable de la Dimensión Episcopal de Vida y el padre Rafael Alemán Jasso, Secretario Ejecutivo de la Dimensión Episcopal de Vida.
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