El Centro Histórico de la Ciudad de México está catalogado como patrimonio histórico de la humanidad por la Unesco, y dentro de este espacio –que es considerado el corazón de la capital– se encuentra la obra máxima de la arquitectura colonial en América: la Catedral de México.
El turismo en la ciudad no se entiende sin una visita a este edificio religioso, “el más grande y bello de América”, como lo califica el padre Miguel Ángel Saloma, responsable de Cultura y Turismo de la Catedral de México, quien asegura que de los 30 millones de turistas que visitan la capital del país por año es difícil que no visiten la Catedral.
Por lo que el reto es doble. “Por un lado –dice– buscamos la manera de hacer que la gente valore nuestro patrimonio, pero por otro, debemos hacerlos conscientes de que la Catedral, por más cultural y bella que sea, no es un museo, sino un edificio vivo que tiene la liturgia como su principal valor”.
Por otra parte, Eduardo Lozano -uno de los sacerdotes que realizan su ministerio en Catedral- comenta que este lugar une a todos los visitantes, “si el turista es ateo, puede agradecer de algún modo a quienes han levantado y sostenido este edificio religioso a lo largo de los siglos”, consideró.
“La Catedral es punto crucial de todo México, no sólo por el arte y el culto, también, pues ahí se han vivido acontecimientos trascendentales de nuestra patria”, agregó.
Lozano considera que el latido de la Catedral está en sus órganos y sus cánticos; “ahí verán su movimiento vital, en la celebración o fiesta; y ahí sentirán su calor trascendental, cuando ‘vivan’ el edificio en toda su función natural, no sólo como museo o sitio turístico”.
Finalmente, María del Socorro Sentíes, quien ha sido guía de la Catedral de México durante 18 años, asegura que son muchos los “tesoros” que los turistas pueden encontrar en este recinto, pero el primero de ellos es la Catedral misma, “pues es el único monumento que se empezó a construir en el siglo XVI y que sigue en pie. Debemos comenzar por admirar la Catedral desde afuera, desde su fachada, en su arquitectura, con sus campanarios y sus tres altorrelieves: el de ‘La Asunción’, ‘La entrega de llaves’ y ‘La barca de la Iglesia’. Una vez visto esto, los turistas pueden entrar y apreciar todas las demás maravillas”, señala.
El Señor del Veneno. Una de las siete imágenes de Cristo que hay en la Catedral. Las otras son: el Señor de la Salud, el Señor del Cacao, el Señor del Buen Despacho, el Cristo de los Conquistadores, el Señor del Santo Entierro y el Señor de la Columna.
El Altar de los Reyes. Joya del barroco, obra de Jerónimo de Balbás, que rinde pleitesía a la realeza divina. Fue visitado en el 2006 por el rey Juan Carlos.
La Sacristía. En 1629 la imagen de la Virgen de Guadalupe estuvo en este lugar. Todos los objetos en su interior son considerados el “tesoro catedralicio”.
Leer: Un viaje al interior de la Catedral Metropolitana
Cinco pinturas del siglo XVI. Están en diferentes lugares. “La Huida a Egipto” (Altar del Perdón); “San Cristóbal” (Capilla de la Inmaculada Concepción); “El arcángel San Rafael con Tobías” (Capilla Ntra. Sra. de Angustias de Granada), y “El descendimiento” (Capilla de San Pedro).
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