La Casa para Migrantes de Cáritas Arquidiócesis de México celebró en agosto pasado tres años de haber iniciado sus labores para brindar diversos apoyos a mujeres en situación de movilidad humana, tanto internacionales como nacionales, que han sido canalizadas para encontrar un espacio digno para vivir y planificar su futuro.
De esta manera, se ha dado continuidad a uno de los propósitos fundamentales de la Pastoral de Migrantes y de la Movilidad Humana en Cáritas Arquidiócesis de México: contribuir en la construcción cotidiana de espacios de encuentro y corresponsabilidad para brindar opciones, oportunidades y alternativas a personas, familias y grupos pertenecientes a diversas culturas o lugares de origen.
Durante 36 meses, la Casa para Migrantes de Cáritas ha apoyados a mujeres en situación de movilidad humana y vulnerabilidad, a través de modelos de atención integral y coordinación institucional, en materia de salud física, emocional y espiritual, educación, capacitación, formación y recreación.
Aunque, los apoyos están dirigidos a mujeres solas, en algunos casos se ha valorado la situación que enfrentan y las necesidades que tienen para hacer algunas excepciones para poder recibir y atender a familias completas.
“La misión es brindar a esta población, servicios sociales con calidad profesional e identidad cristiana y fomentar procesos que generen la participación de diversos sectores de nuestra sociedad a través de la solidaridad, el diálogo, la inclusión auténtica y el ejercicio permanente de una cultura de inclusión e interculturalidad”, indicó Edith Salgado Sámano, coordinadora de la Casa para Migrantes de Cáritas.
Indicó que si bien es cierto que los logros alcanzados en estos tres años son importantes, también lo es el hecho de que “en este acompañar día con día, las experiencias y aprendizajes han marcado este espacio, nuestra labor social y caritativa, siempre con el objetivo, motivación y convicción de continuar con esta labor humanitaria”.
Para que una persona pueda ser recibida en la Casa para Migrante de Cáritas debe ser canalizada por Médicos sin Fronteras y estar en una situación regular en el país; o bien, que su trámite esté en proceso ante la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados, o que la ACNUR los tenga registrados como parte de su población.
Para ello, estableció un vínculo con instituciones como el Programa Casa de Refugiados de la ACNUR, Médicos sin Fronteras, la Secretaría de la Inclusión y Bienestar Social del Gobierno de la Ciudad de México y la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Nacional Autónoma de México y el Servicio Jesuita a Migrantes, para unir esfuerzos a favor de las mujeres desplazadas.
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