“La comunión es la vida de Dios, es el misterio de la vida divina, la trinidad de personas y una sola naturaleza, que es el amor”, dijo en su homilía el Cardenal Carlos Aguiar Retes, con motivo del aniversario de la Fraternidad de Comunión y Liberación en la Basílica de Guadalupe.
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El Arzobispo Primado de México aseguró que el 38 aniversario de la Fraternidad es muy importante, pues permite conocer el verdadero significado de la comunión y liberación.
“El amor solamente es posible alcanzarlo a través de la comunión, y esa experiencia de comunión es la que nos da la auténtica liberación; es decir, la salvación, el poder ser redimidos una y otra vez, cuantas veces sea necesario por la acción de Dios que se manifiesta a través de la comunión”, apuntó.
Asimismo, pidió agradecer desde el corazón el servicio de comunión y liberación de quienes han participado en la Fraternidad y que continúan con su labor en la Arquidiócesis de México.
“Digámos al Señor también nuestra disposición de estar unidos siempre a esta roca, sobre la que se edificó la Iglesia, a Pedro, a su sucesor el Papa Francisco, esa comunión y vivirla es lo que hace realidad lo prometido en el evangelio de Jesús a sus discípulos”.
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El Cardenal Aguiar hizo referencia al Evangelio de Mateo, cuando Jesús dijo a Pedro que sobre él edificaría su Iglesia, a la cual ningún poder del mal dañaría y señaló que eso se puede experimentar si estamos en comunión, de esa manera se tiene el poder de superar el mal en cualquiera de sus expresiones.
Finalmente, el Arzobispo pidió encomendarse a la Vírgen de Guadalupe para que, con su intercesión, nos ayude a vivir la comunión de la Iglesia, “a centrar nuestras posibilidades para hacer vivir a quienes nos rodean y convivimos con ellos, la vida divina, la vida en comunión que nos permite experimentar el amor”.
Desde que el sacerdote Luigi Giussani vio la necesidad de reconstruir una presencia cristiana en el ambiente estudiantil, en la década de los cincuenta, recibió el apoyo de la Iglesia Católica, y por el entonces Papa Pablo VI.
Así, en los años ochenta nació Comunión y Liberación, cuando recibiera el reconocimiento canónico por el Abad Ordinario de Montecassino, Monseñor Martino Matronola y el 11 de febrero de 1982 el Consejo Pontificio para los Laicos decretó el reconocimiento de la Fraternidad de Comunión y Liberación como asociación internacional de fieles de derecho pontificio.
A la fraternidad se pueden unir grupos de hombres y mujeres de cualquier condición y estado que fundan su amistad y comunión en el compromiso de caminar juntos hacia la santidad, reconocida como auténtico fin de la existencia. Actualmente cuenta con con 47.994 miembros y está presente en 64 países del mundo.
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