El gran desafío en el puerto de Acapulco es la limpieza de las calles, pues se corre el riesgo de que los habitantes vivan una crisis de salud a causa de la basura y animales muertos que se esconden bajo los escombros y que despiden ya olores pestilentes.
Es por ello que el arzobispo de Acapulco, monseñor Leopoldo González, pide a la población donar cal para esparcir sobre los escombros para evitar una crisis de salud:
“No tenemos cal, pues los establecimientos no han abierto. Y mi llamado es a que la gente pueda donar, y a los habitantes de Acapulco, si es que tienen cal, a que la pongan sobre los escombros y basura en descomposición”.
En entrevista para Desde la fe, monseñor Leopoldo González habla del gran problema que está siendo en este momento la basura en las calles, pues son tantos los desechos que dejó a su paso el huracán Otis el pasado 25 de octubre, que los tiraderos de basura son insuficientes, y existe el riesgo de una crisis de salud.
Desde la fe (DLF): ¿Tiene idea de dónde podría depositarse toda esa basura y escombros?
Mons. Leopoldo González (M.LG): Ni me lo imagino.
El arzobispo de Acapulco urgió a cuidar la salud de la población, pues percibe cercano el riesgo de enfermedades gástricas respiratorias o el dengue:
“Hagamos lo que está en nuestras manos para prevenirlas; urge la limpieza de la ciudad. Procuremos conseguir cal y ponerla donde hay basura en descomposición”.
Aseguró que hay muchos materiales en las calles que pueden reutilizarse, como la madera y las láminas. Y en este sentido, hizo un llamado a que alguien, “con creatividad”, los aproveche. “Es mucha la madera tirada y otras cosas a las que se les puede sacar provecho”, continuó.
Por otra parte, a través de un video, el arzobispo Leopoldo González pidió no dejar de hacer el bien en la medida de las posibilidades que cada uno tenga, siendo solidarios para ayudar a satisfacer las necesidades básicas de agua y alimento, pero también levantando los ánimos de muchas personas que sufrieron el trauma al perder, en menos de una hora, hogar, trabajo pertenencias, y, muchas familias, a un ser querido.
En este sentido, pidió acompañar a los damnificados a través de tres pasos:
En este contexto, el arzobispo Leopoldo González tuvo este fin de semana una reunión con todo su presbiterio, para escucharlos:
“Lo primero fue que los padres expresaran su estado anímico, porque el huracán también golpeó el ánimo de las personas: la tristeza, la amargura, el miedo, las preocupaciones. Era necesario sacarlo y fue lo primero que hicimos en esa reunión”.
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