Alertan a las catequistas sobre las tentaciones en las que pueden caer

“Saben que valoramos mucho su trabajo, su esfuerzo. Hacen ustedes un papel fundamental para que los niños sean, desde pequeños, lugar donde se siembre la semilla de Dios, para que conozcan a Jesús, lo aprecien y lo sigan”.

Con estas palabras transmitidas en video mensaje, el Arzobispo Primado de México, cardenal Carlos Aguiar Retes, inauguró el pasado sábado 22 de febrero el Retiro de Cuaresma para Catequistas 2020, organizado por la Dimensión de Catequesis, en el que participaron alrededor de 500 personas provenientes de las siete zonas pastorales de la Arquidiócesis de México.

El retiro espiritual, celebrado en el Seminario Conciliar de México (Casa Huipulco), contó con la participación del obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de México, monseñor Salvador González Morales, quien, a través de su ponencia titulada “La conversión”, llamó a las y los catequistas a trabajar en una auténtica espiritualidad misionera, al tiempo que les advirtió sobre las tentaciones que pueden encontrar en su camino.

Las tres tentaciones

Tras recordar que el catequista se convierte para muchos niños en el ejemplo de cómo mostrar a Jesús a los demás, el obispo se refirió a los obstáculos que, según el Papa Francisco, pueden interferir en la enseñanza de las cosas de Dios, entre ellos, el individualismo, la crisis de identidad y la caída del fervor.

Monseñor González también se refirió al complejo de interioridad que tienen algunos agentes de pastoral, lo cual se debe –dijo– a los ambientes de adversidad a los que se enfrenta la Iglesia católica, y que hacen que sus miembros prefieren esconderse a dar la cara cuando se habla de cuestiones de fe: “mejor que no me vean, que no sepan que soy cristiano, que no sepan que soy catequista, porque me van a empezar a criticar en el trabajo o en el vecindario”, dijo.

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Continuó el obispo: “Otra tentación es vivir un relativismo práctico, como si Dios no existiera, como si los pobres y los que aún no han recibido el anuncio del Evangelio, no existieran; es decir, nos hacemos de la vista gorda. Decimos: ‘Sí, soy católico’, pero en la práctica vivimos como si Dios no existiera, como si mi hermano pobre no estuviera necesitando de mi ayuda”.

Vivan con la alegría del cristiano

Monseñor González llamó a los catequistas que hayan caído en alguna de esas tentaciones a aprovechar el tiempo de Cuaresma para convertirse, para tomar un sentido diferente, y les pidió nunca vivir como derrotados “porque el cristiano anuncia a Aquél que ha vencido a la muert,e y nos ha hecho pasar de muerte a la vida”.

También pidió a los catequistas que todo lo que ocurra en la colonia, en la calle, en la parroquia y en la ciudad, les haga preguntarse qué pueden hacer; es decir, “no sólo ser espectadores de un show, sino proactivos, con ese corazón inquieto que es lo que provoca el encuentro con Cristo”.

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Durante el retiro también hubo espacios de silencio, liturgia penitencial, representación de “El hijo pródigo” y se presentó a los asistentes el proyecto arquidiocesano de catequesis. El retiro concluyó con la celebración de la Eucaristía y el envío solemne de los catequistas a cumplir con su misión.