Conoce cuáles son los requisitos para trabajar en el Vaticano y a dónde puedes solicitar información
En términos simples, se necesita vocación, formación profesional y una clara intervención divina. Exige que se cumplan diversos elementos que procuraremos explicar en Desde la fe al responder esta pregunta.
Para ello, es necesario comprender lo que significa el Estado de la Ciudad del Vaticano y diferenciarlo de la Santa Sede, pues son cosas distintas.
El Estado tiene la peculiar característica de ser un instrumento de independencia de la Santa Sede y de la Iglesia Católica respecto de cualquier poder establecido en el mundo. Es signo del carácter sobrenatural de la propia Iglesia. Por eso las estructuras del Estado Vaticano se reducen al mínimo necesario para su funcionamiento.
Tiene un territorio físico que se rige por sus leyes y cuenta con un número limitado de ciudadanos. Además, es reconocido en la disciplina internacional “como un patrimonio moral, artístico y cultural digno de ser respetado y protegido como tesoro de la humanidad”.
Aproximadamente la mitad de los ciudadanos no residen en el Estado, especialmente debido al servicio diplomático. La adquisición y pérdida de ciudadanía, las autorizaciones para la residencia y las formalidades de acceso se rigen por disposiciones específicas, como la ley que entró en vigencia el 22 de febrero de 2011 bajo el pontificado de Benedicto XVI.
Hoy, menos de 800 personas tienen el privilegio de habitar el Vaticano, según estadística actualizada al 26 de junio de 2023:
– El Papa
– Los cardenales, ciudadanos vaticanos: 64 en total (9 viven en el Estado).
– Habitantes del Estado (ciudadanos y no ciudadanos): 764.
– Existen alrededor de 64 pasaportes válidos.
-Media anual de nacimientos: una unidad (niño de la Guardia Suiza).
-Número medio de muertes: aproximadamente 5 unidades/año.
-Hay alrededor de 21 plazas, unas 30 calles cubiertas.
En cuanto a los empleados, quienes han trabajado allí explican que “se contratan a partir de recomendaciones que hacen los jefes y responsables de los departamentos, así como gracias al apoyo de una oficina de selección de personal donde las cartas curriculares son examinadas”.
No obstante, esto es solamente para “puestos de servicio que no presentan una situación canónica especial. Las posiciones de alta responsabilidad son elegidas directamente por el Papa”. Es lo que ocurre en designaciones como la dirección del IOR (Instituto para las Obras de la Religión), el sector salud, o servicio de caridad.
“Si no implica posición canónica especial; por ejemplo, un clérigo con perfil de formación concreta, la gente que trabaja ahí puede presentar distintos currículos o hacer la búsqueda”.
Otra característica es que “es mal visto que alguien se postule de manera espontánea para aplicar a un puesto de trabajo” allí. La selección “sucede por invitación”.
En el caso de la Santa Sede, va más allá del aspecto territorial. Se trata del órgano de gobierno de la Iglesia, por lo que incluye el conjunto de dicasterios que ayudan al Papa.
Dispone de una oficina de trabajo que coordina las áreas relacionadas con los empleados. Cuenta con un director de Recursos Humanos; el abogado español Luis Herrera Tejedor, nombrado por el papa Francisco el 5 de septiembre del año 2022.
Naturalmente, hay laicos. Pero, llegan por pedido: “El jefe de un dicasterio le solicita a un obispo que busque a alguien con formación y experiencia pastoral específicas para un servicio; están los oficiales de Secretaría, de primera y segunda clase; hay técnicos. Y están los responsables de alto nivel. También están los superiores: el Secretario de Estado, los cardenales y jefes” que hacen requerimientos concretos.
“En todos los casos hay un proceso de indagatoria que llevan a cabo las Nunciaturas Apostólicas, las cuales investigan discretamente a las personas para asegurarse de que sean correctas desde el punto de vista ético, moral y doctrinal”.
Como es lógico, se requiere alta profesionalización. Pero, sobre todo, “es un servicio de fe, pues se trabaja no por afán de lucro, sino de misión”.
También privan criterios como el aspecto diplomático y geoestratégico de la Santa Sede, por lo que resulta complejo y restringido el acceso.
Otro caso particular es el Cuerpo de Gendarmería. Está encargado de “garantizar la seguridad y el orden público incluso en zonas extraterritoriales propiedad de la Santa Sede”. “Se trata de un servicio de prevención y vigilancia que se realiza con especial dedicación en las Basílicas Pontificias, dirigido con intervenciones constantes y específicas a la recuperación de espacios y prerrogativas territoriales en áreas con peculiares características reglamentarias”, detalla la institución.
Para participar en las selecciones, en los alistamientos en el Cuerpo de Gendarmería del Estado de la Ciudad del Vaticano, los requisitos fundamentales son:
• Sexo masculino
• Edad entre 21 y 25 años
• Constitución sana y robusta
• Altura no inferior a 178 cm
• Estado civil soltero
• Diploma de secundaria o título equivalente
• Profesión y práctica de la fe católica.
La solicitud puede dirigirse al “Cuerpo de Gendarmería – 00120 Ciudad del Vaticano” acompañada de una carta de presentación del párroco o un sacerdote que asegure el conocimiento serio del interesado.
• Sala de Operaciones – Emergencias ( 112@gendarmeria.va ): +39.06.698112
• Oficina de Comando ( info@gendarmeria.va ): +39.06.69865140
• Oficina de Interpol: +39.06.69865164/167
• Oficina de Banda de Música ( bandamusicale@gendarmeria .va ): +39.06.69865166
• Oficina de Objetos Encontrados ( info@gendarmeria.va ): +39. 06.69865140
Durante su segunda Navidad como pontífice, el 22 de diciembre de 2014, el papa Francisco se reunió con los empleados del Vaticano y quienes laboran en la Curia. Dijo que “trabajan sin hacerse ver y se definen irónicamente «los invisibles»: jardineros, empleados de la limpieza, ujieres, jefes de oficina, ascensoristas, redactores… y muchos otros”.
Tras darles las gracias, sostuvo que “la Curia se presenta como un cuerpo vivo y en camino: un auténtico mosaico rico de piezas diversas, necesarias y complementarias”. Abundó que la paz que necesita su entusiasmo y cuidado “para caldear los corazones fríos, para alentar a las almas desanimadas e iluminar los ojos apagados con la luz del rostro de Jesús”.
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