El Papa León XIV se integró a la Orden de San Agustín desde los 14 años. Foto Vatican News.
El Papa León XIV ingresó a la edad de 14 años a la Orden de San Agustín u Orden de los Agustinos, de la cual con el paso del tiempo llegó a ser Prior Provincial de la Provincia Agustiniana “Madre del Buen Consejo” de Chicago, en 1991, y en 2001, durante la celebración del Capítulo General Ordinario de la Orden de San Agustín, lo eligieron Prior General, confirmándolo en 2007 para un segundo mandato.
¿Pero, qué es la Orden de los Agustinos y cuál es su carisma? El padre Marco Antonio Luna Medrano, provincial de la Provincia de San Nicolás de Tolentino de Michoacán, en México, nos explica.
En entrevista con Desde la fe, fray Marco Antonio recordó que la Orden de San Agustín tiene una historia peculiar, ya que “el deseo inicial de San Agustín fue el formar comunidades, reunirse con amigos para juntos buscar a Dios. Ese era su sueño inicial”.
Posteriormente, debido a las mismas circunstancias que se fueron dando en torno a dichas reuniones, condujeron a que fuera proclamado sacerdote por quienes participaban en dichas reuniones, como era la costumbre de esos tiempos, “Agustín sacerdote, Agustín sacerdote, Agustín sacerdote” y él acepta el sacerdocio y, posteriormente, el episcopado.
“Pero esa no era la idea de San Agustín, sino solamente estar con sus amigos, vivir en comunidad con una sola alma y un solo corazón orientados hacia Dios, que ese es nuestro lema: ‘Una sola alma y un solo corazón orientados hacia Dios’. Así, su objetivo era vivir con sus amigos en la búsqueda constante de Dios”, señaló el provincial Agustino.
Para inicios del siglo XIII la Orden de San Agustín se había expandido por Europa y también se establecieron comunidades agustinas en África y Asia, en donde se construyeron varios monasterios, gracias a la relevancia que alcanzaron las enseñanzas e influencia agustina.
Durante la charla realizada en la Iglesia de Nuestra Señora del Socorro, sede de la curia de la Orden de los Agustinos en México, el padre Luna Medrano recordó que con el correr de los años los monasterios agustinianos que fundó San Agustín, desaparecieron debido a las invasiones de los bárbaros, de los musulmanes y múltiples invasiones que se presentaron en el siglo XIII “y podríamos decir que toda esa etapa se terminó ahí”.
Derivado de las invasiones bárbaras y de la destrucción de los monasterios agustinianos, diversos grupos de frailes, incluso algunos que eran canónigos regulares que vivían bajo la regla de San Agustín, se dispersaron por varias zonas, pero sin tener ningún vínculo entre sí, aunque sí siguiendo la Regla establecida por su fundador.
En 1244, continúa el sacerdote agustino, “se da lo que nosotros llamamos la gran unión de todos esos grupos que estaban dispersos por diferentes regiones del mundo y que de alguna manera estaban guiados por la Regla de San Agustín. Todos ellos se unen, se fusionan por órdenes del Papa Inocencio IV y se crea la Orden de San Agustín”.
Pero como esta Orden nace casi a mediados del siglo XIII, precisó el padre Luna Medrano, ya nace con las características de las órdenes mendicantes, por lo que sus miembros dejan de llamarse monjes y ahora se llaman frailes, “entonces el Papa Inocencio IV es nuestro fundador”.
“Nosotros, en sentido estricto no somos aquellos que vienen directamente de aquellos monasterios que fundó San Agustín, repito porque desaparecieron. Pero siguieron grupos que entonces se derivaron de aquellas zonas, seguramente y demás siguieron respondiendo a la regla de San Agustín, esto es, las normas que estableció para poder vivir precisamente en comunidad”.
“De hecho, la Regla comienza diciendo: ‘Ante todas las cosas, queridísimos hermanos, amemos a Dios y después al prójimo, porque este es el mandamiento principal que nos ha sido dado, así como el de que no se posea nada propio, sino que todo lo tengan en comunidad”, destacó el provincial agustino en México.
Respecto al carisma de la Orden de los Agustinos, fray Marco Antonio indicó que una vez que se fundaron como orden religiosa mendicante iniciaron los estudios sobre San Agustín y sus obras para redescubrir cuál era, tarea que no fue nada sencilla debido a la cantidad de escritos que tenía.
Después de un estudio y análisis minucioso de la obra del santo se llegó a la conclusión de que son tres pilares del Carisma de la Orden de San Agustín:
“Esos son los tres pilares del Carisma de la Orden de los Agustinos, la vida común, la búsqueda de Dios y el apostolado, este en específico a partir de lo que vivió San Agustín y de lo que nos pide la Iglesia: ‘ir a donde la Iglesia nos necesita’”, concluyó el padre Luna Medrano.
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