En 1999, cuando Hugo Chávez tomó protesta como presidente de Venezuela, tenía el apoyo generalizado de la población, ya que, además de que era un hombre con un “carisma impresionante”, los venezolanos estaban hartos de las corruptelas de los gobiernos anteriores, dice a Desde la fe el Obispo de Carúpano, Monseñor Jaime Villarroel.
“Sin embargo, su popularidad comenzó a desplomarse debido al desastre económico que el país empezaba a registrar”, asegura.
A la muerte de Chávez, Nicolás Maduro, un hombre afín a él, asumió el poder en una cerrada votación. “La llamada corriente ‘chavista’ logró el respaldo de más de la mitad de los venezolanos, porque aún había mucha gente que creía en él, pero el país siguió en descenso, a grado tal que empezaron a escasear los medicamentos y la comida, lo cual la gente ya no pudo soportar”, dice Monseñor Villarroel.
La crisis se agravó cuando Maduro decidió reelegirse, pese al descontento de la gente. Para ello, el año pasado pidió a la Corte Suprema de Justicia organizar unas elecciones anticipadas a las que marca la Constitución, y de las cuales él salió ganador, originando un estallido social que ha generado diversas reacciones a nivel mundial.
Hoy, el pueblo de Venezuela se encuentra en una tensa espera de lo que vaya a venir –dice Monseñor Villarroel–, pues, ante la actual crisis social se habla de que podrían ingresar fuerzas internacionales, y aunque éstas puedan ser controladas por organismos como Naciones Unidas o la Organización de Estados Americanos, una medida así podría “causar muchos sufrimientos y desgracias”.
“Lo que en este momento conviene a Venezuela, es que todas las instituciones reconozcan la voz de los venezolanos, los cuales han manifestado un rotundo rechazo al régimen chavista; que Maduro entienda que su tiempo ya pasó, y que se convoque nuevamente a elecciones, pues ese sería el camino menos traumático para transitar por un proceso democrático que lleve a Venezuela a salir de la actual crisis”.
La Iglesia frente al conflicto
Monseñor Jaime Villarroel explica que, actualmente, la Iglesia católica es la institución con mayor credibilidad en Venezuela, pues ha trabajado a favor de la población a través de Cáritas Internacional, Nacional, Diocesana y Parroquial, acercando a la gente medicamentos, alimentos y auxilio espiritual, que es por ahora lo que más se necesita en estos momentos de crisis.
Tanto se ha venido acercando la Iglesia a la población –explica el Obispo–, que el gobierno comenzó a ver a los sacerdotes como un riesgo para el gobierno, e intentó una división en su estructura. “No lo logró; al contrario, la Iglesia empezó a experimentar una mayor cohesión, de manera que el régimen creó una iglesia alterna, con exsacerdotes a los que financia. Es así como el gobierno logra controlar todo”.
“Los obispos de Venezuela –señala el Obispo de Carúpano– ya hemos emitido un pronunciamiento en el que manifestamos nuestra inconformidad con el gobierno de Nicolás Maduro, a quien llamamos a una salida pacífica antes de que pueda ocurrir cualquier desgracia en el país”.
Las recientes protestas contra Maduro
Sólo 13 días después de que Nicolás Maduro asumió por segunda ocasión la presidencia de Venezuela, miles de personas salieron a las calles para participar en protestas masivas contra el mandatario, y en apoyo al presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, quien se declaró presidente interino, con lo que desconoció de facto al actual gobierno.
Monseñor Jaime Villarroel afirma que la Iglesia de Venezuela desconoce el régimen de Maduro, al que califica de ser un mandatario ilegítimo e inconstitucional. Este ha sido un sentimiento que comparten millones de venezolanos, y prueba de ello fue el apoyo mostrado en las calles a la Asamblea Nacional en la persona de Juan Guaidó, presidente de este órgano que declaró inválidos los comicios electorales.
En la elección –dice el Obispo de Carúpano– no hubo observadores internacionales, lo cual hizo imposible tener control sobre la cantidad de votantes y las intenciones del voto. “Por si fuera poco, sólo el 10% de los votantes acudieron a las urnas durante dicha jornada, ya que la mayoría no quiso prestarse a una farsa electoral”
Posturas de la comunidad internacional
El artículo 350 de la Constitución de Venezuela establece que, “fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, (la República) desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos”, una de las acusaciones más grandes que ha pesado sobre Nicolás Maduro.
Esta postura ha tenido el respaldo de países como Estados Unidos, Canadá, Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, Colombia, Perú, Honduras, Panamá, Paraguay, Costa Rica, Guatemala, Bahamas, Haití y República Dominicana. Por su parte, El Salvador, Cuba, Nicaragua, Bolivia y Surinam han manifestado su respaldo al régimen de Maduro; en tanto que México y Uruguay sólo han llamado al diálogo entre las fuerzas políticas.
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