Han sido días y noches muy largas para los habitantes de Turquía y Siria, quienes el pasado 6 de febrero fueron sorprendidos por dos terremotos que les cambiaron la vida. Edificios, escuelas e iglesias se derrumbaron por completo, pero aún entre los escombros, la Santa Misa ha sido celebrada.
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Así lo deja claro el Padre Antuan Ilgıt SJ, Vicario General de Anatolia, quien celebraba misa en la ahora completamente destruida Catedral de la Anunciación, ubicada en Alejandreta, provincia de Hatay, Turquía. Iglesia en la que únicamente quedó intacta y de pie una imagen de la Virgen María. Lee aquí la historia.
En su cuenta de Facebook, el Padre Antuan ha compartido varios mensajes desde que ocurrió la tragedia. “Comienza una procesión de camiones transportando cuerpos sacados de los escombros, unos están en ataúdes, otros cubiertos de sábanas, otros sin. El cielo está lleno de helicópteros, uno de ellos sigue llevando agua para apagar el fuego en el puerto, los otros creo que traen ayuda internacional.” escribió el 8 de febrero.
En esa misma publicación, aseguró que diariamente celebra Misa, y que, aunque es difícil llevar palabras de consuelo a quienes lo han perdido todo, se repite ante la Virgen, que ha quedado en pie, que pronto volverán a celebrar Misa ahí.
“Celebro la Misa; ¡qué difícil es decir unas palabras de consuelo a quienes lo han perdido todo! ¡Leemos la creación y Dios sigue creando!… De vuelta a la Catedral que ya no está, reviso la lona con la que tratamos de cubrir el antiguo altar de mármol, mirando a la Virgen María que siempre está de pie me digo: aquí celebraremos otra vez y pronto!” fueron sus palabras.
El Padre Antuan relata que lo que solía ser la cafetería de la Catedral es ahora su único refugio. Duermen, comen y celebran la Santa Misa en ese lugar, soñando que muy pronto vengan días mejores. Pero una cosa tiene muy clara, Dios está con ellos, no los abandona y nos pide a nosotros tampoco hacerlo, nos pide acompañarlos con nuestras oraciones.
“Nuestra cafetería es ahora nuestro refugio, nuestro dormitorio, nuestra capilla, nuestra catedral, donde lloramos, soñando con días mejores… donde llega la ayuda humanitaria, nuestro heroico chef Jülide cocina en la oscuridad, mientras John y muchos otros leales colaboradores traen a los que están en las calles en el frío…
Lo superaremos. ¡Dios está con nosotros sin importar qué! ¡Sigue orando por nosotros y no nos abandones!”
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